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24 de enero de 2012

Confiar en Dios en medio del peligro


Al momento en la vida de grande sorpresa recuerdo una vez que me encontraba dormida en mi alcoba, dormía placida mente, muy tranquila y serena. Después del cansancio de un día agostador nada mejor que un descanso en una noche tranquila de profundo silencio. Recuerdo que antes de irme a mi cama había chequeado todas puertas y ventanas por la seguridad de la familia.

Dirigiendo una oración a mi padre celestial me acosté a dormir, confiando en la promesa del Señor y como dice el Señor en el Salmo de David:

 En paz me acostaré y asimismo dormiré; porque sólo tú, Señor, me haces vivir confiado”. Sal. 4.8

La verdad que pude ver la grandeza de Dios manifestada en mi vida y en de mi querida familia. Como Dios protege a la familia en el momento más difícil que un ser humano puede vivir. 
 
Mi esposo y yo estábamos muy dormida (o) y de repente no despiertan unos gritos desesperados, unos gritos que apena salía de su garganta ahogado y angustioso. Me sentí morir en ese momento no sabía lo que estaba ocurriendo,Pero era mi hija salía los gritos turbados de su alcoba. Entonces ella dijo en medio de su grito __  ¡papi papi son ladrones! 

Rápidamente no tiramos de la cama como un rayo. Eran ladrones que estaban armados.
Tenían amarrado a mi segundo hijo 
y habían y habían perseguido a mi hija que salía del baño pero rápidamente ella se dio a la fuga entró a su habitación la cerro con seguro antes de ellos hacharle manos y a sí el Señor la libró de mano de los ladrones. Entonces fue que ella comenzó a gritar desesperadamente llegando los gritos angustiosos a nuestra alcoba.

Cuando los ladrones escucharon ruido en nuestra alcoba huyeron  rápidamente, desapareciendo por la escalera mí esposo lo siguió dispuesto a defender su familia como un toro, pero ni siquiera sus siluetas alcanzó a ver.
Cuan maravilloso es el Señor y como libró a mi familia de morir en mano de eso ladrones. Sabe el Señor socorrer a sus hijos en el momento preciso. Solo tenemos que confiar en El y orar siempre por la protección de nuestra familia.

Autora: Silvia Henriquez de Minaya

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