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31 de enero de 2011

Escuela Dominical – LA FORMACIÓN ESPIRITUAL DEL NIÑO 3


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El Concepto de Dios
En todas las clases de enseñanza bíblica y en los encuentros de índole pastoral, el niño va transformando gradualmente su concepto de Dios. La transformación del concepto de Dios es quizá uno de los beneficios más importantes en el ministerio pastoral entre la niñez.
El niño, por su necesidad de tener representaciones concretas de los conceptos, distorsiona fácilmente su imagen de Dios por lo que escucha en la iglesia y por lo que vive en su casa. Sus primeras ideas acerca de Dios Padre han de estar estrechamente vinculadas con su percepción de su propio padre y de las experiencias que vive con él. Si esa relación es distante o conflictiva, su percepción de Dios adquirirá las mismas características.
Es dicho­so el niño que goza de una relación vital y afectiva con su padre, que confía plenamente en él y que siente que él está interesado e involucrado en su vida. Una relación así crea parámetros ideales para una relación sana e íntima con Dios.

Debemos recordar la importancia que tiene la presencia de otro adulto en la vida del niño, alguien confiable e involucrado en su vida, cuya vida coherente y amor incondicional hacia él le manifiestan las características del Señor. Cuanto más disfuncional sea su familia de origen, tanto más importante es el maestro en su formación espiritual. Esta persona puede ser hombre o mujer, pero es esencial que su compromiso con el niño sea incondicional y que sus interacciones con él manifiesten la actitud de gracia que Dios muestra hacia nosotros: “Tú eres mi hijo amado; estoy muy complacido contigo” (Marcos 1.11, NVI).

El programa de educación cristiana en su totalidad está dándole al niño información que condiciona su imagen de Dios. Piense en el escenario que destruye en vez de edificar el concepto de Dios. Sería así: el programa de la escuela dominical es totalmente desorganiza­do; lo prometido no se hace; los maestros no cumplen ni con los horarios ni con sus respon­sabilidades; el espacio físico donde se hacen las clases es estrecho, incómodo e improvisa­do; la actitud de la congregación hacia ellos es verlos como molestando; los maestros mani­fiestan interés en cualquier otra cosa antes que en la vida de sus alumnos. En ese escenario, el niño recoge una sola impresión: “En la casa de Dios, no me toman en cuenta”.
Aunque ésta es la triste realidad en muchas escuelas dominicales, es más que evidente que no debemos insultar la dignidad del niño con esas condiciones. Queremos sembrar conceptos positivos acerca de Dios en su vida.
La redefinición de la tarea del maestro que propongo es que él sea más que una fuente de información (toda la atención se da en el contenido de la lección) o un niñero (hay que entretener al niño durante el tiempo del culto de los adultos). Vuelvo a decir, entonces, que el maestro debe ser un pastor para los niños y debe orientar su tarea hacia las necesida­des y el dolor del niño, manifestando ese trabajo en un contexto de amor y compromiso.
Nuestras iglesias deben ser lugares en donde los niños viven la realidad de las palabras de Jesús: “Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos” (Marcos 10.14, NVI).

La Libreta de Oración.
Un aspecto fundamental del ministerio pastoral a la niñez es la oración. El niño necesita sentir la seguridad de la presencia de Dios actuando en su vida y en sus problemas, y el compartir un momento de oración con su maestro confirma eso. Una parte visible de los encuentros pastorales con ellos debe ser una “Libreta de Oración” que pertenece al maestro.
El maestro explica que esta libreta es su propiedad privada y que adentro hay una página que corresponde a ese niño. En ella anota las peticiones especiales que le puede compartir el niño durante un encuentro pastoral más otros motivos relacionados con él.
Es importante que el maestro mantenga confidencialidad sobre lo que anota allí, y que el niño tenga la absoluta seguridad de que sus peticiones personales no se van a compartir con otros sin su permiso. En los encuentros pastorales subsiguientes con el niño, es valioso revisar las peti­ciones que ha expresado y comentar la evidencia de la obra de Dios en ellas.
Extracto del libro “Más Que Maestros”
Por Betty S. de Constanc

Escuela Dominical – LA FORMACIÓN ESPIRITUAL DEL NIÑO 2



Continuemos.
Sugiero que en este proceso de guiar al niño en su decisión de fe el maestro use un lenguaje sencillo sin entrar en explicaciones simbólicas, ya que, por su desarrollo intelectual, el niño no capta aún los simbolismos.
También es mejor usar un solo texto bíblico con el niño para no confundirlo. Sugiero el uso de Juan 3.16 de la Versión Popular, en el cual, después de que el niño haya orado personalmente expresando su necesidad a Dios, el maestro puede leer el versículo con él sustituyendo el nombre del niño donde está la palabra “mundo” y la frase “todo aquel”.

Veamos ahora las verdades básicas que el niño debe entender (los versículos en paréntesis son para el conocimiento del maes­tro):
Dios ama a todos sin excepción y quiere que seamos parte de su familia. Así lo declara Juan 3.16.
Todos hemos pecado y por eso no podemos sentir el amor de Dios ni tampoco ser sus hijos. El pecado es la actitud que dice: “Yo hago lo que yo quiero y no lo que Dios quiere”. El pecado me separa de Dios (Romanos 3.23).

Cristo, el Hijo perfecto de Dios, murió en la cruz por mis pecados (1 Juan 4.10, Romanos 5.8).
Si siento tristeza por mis pecados, puedo arrepentirme y pedirle perdón a Cristo. En ese momento, él me perdona y llega a ser mi Salvador personal, haciéndome un hijo de Dios (Juan 1.12).
Vivir como hijo de Dios significa obedecer lo que Dios quiere de mi vida. Él está conmigo para ayudarme a vivir así (1 Juan 2.17, Gálatas 2.20).

Este esquema cubre los puntos importantes del evangelio. Por supuesto, el niño puede abrir su vida a Dios para recibir la salvación sin entender todo lo que estos conceptos teológicos significan. La regeneración de una vida es obra del Espíritu Santo y no responde a los tiempos nuestros ni a esquemas absolutos. Dios es original en todo lo que hace en cada vida.
En su ayuda pastoral al niño, el maestro estará acompañándolo en profundizar su entendi­miento de lo que significa tener una relación personal con Dios. Es importante reconocer y respetar los procesos de Dios en cada vida.

La Confesión del Pecado y el Perdón de Dios.
Los encuentros pastorales con niños en forma individual ofrecen hermosas oportunida­des para profundizar los conceptos espirituales más importantes. Cuando el niño reconoce su involucramiento en algún problema, el maestro tiene la oportunidad ideal para hablar del arrepentimiento y preguntarle si quiere confesar su actitud o conducta incorrecta pidiendo perdón a Dios.
El maestro debe tener mucho cuidado de no atribuirle culpa al niño cuando él ha sido víctima de circunstancias fuera de su control. Pero cuando el niño mismo acepta su responsabilidad por la desobediencia, o por sentimientos de odio y rencor, el perdón del Señor es su mayor consuelo.
Un encuentro pastoral es un momento propicio para que el niño comience a entender la importancia del perdón que él puede recibir y también ofrecer a otros. Nunca se le debe obligar al niño a perdonar a la persona que le ha hecho un gran daño. Más bien, uno debe explicarle que Dios nos capacita para perdonar a otros de la manera en que él nos perdona a nosotros, y que es en perdonar a la persona que me ofendió o me hizo daño que yo encuentro verdadera paz.

Hay niños que necesitan perdonar a sus padres, a sus maestros, a sus compañeros, vecinos, hermanos u otros por quienes han sufri­do algún daño. El poder perdonar a otro libera al niño, tanto como a la persona adulta, de las emociones dañinas de odio, rencor y amargura. Por supuesto, habrá muchas oportunidades para que el niño pida perdón a otros.
(CONTINÚA…)
Extracto del libro “Más Que Maestros”
Por Betty S. de Constanc

Maestros de Niños - La Ayuda Pastoral y la Formación Espiritual del Niño 1


En una ocasión, una maestra amiga vivió una situación triste.
—No sabía qué hacer o qué decir —me comentó muy turbada—. Fui a visitar a esos tres niños que acababan de perder a su ma­dre por un cáncer. ¡Nunca me sentí tan in­útil!
—¿ Y al final qué hiciste? —le pregunté. —Los abracé a los tres —dijo— y lloré a la par de ellos. Pero los tíos me retaron y me dijeron que los niños no necesitaban de eso. ¡Casi me echan de la casa! Me fui de allí muy mal. Me queda una sensación fea, como que fracasé con ellos.
Yo traté de darle a mi amiga otra pers­pectiva con relación al incidente que había vivido.
—¿ Qué te parece que hubiese hecho Je­sús con esos niños? —le pregunté.
Se quedó mirándome y luego me contestó que seguramente Jesús hubiese sabido per­fectamente cómo consolar mejor a esos tres niños angustiados.
—Puede ser —le dije—, pero creo que hubiese hecho lo mismo que tú hiciste. Creo que él los estaba consolando de la mejor manera a través de tus abrazos y tus lágrimas.
Nos cuesta pensar en un Jesús humanizado con respuestas sencillas a la vida. De alguna forma, nos parece que Jesús siempre respondía a las circunstancias de la vida de un modo perfecto, sin ninguna duda. Nosotros, que no sabemos qué hacer o qué decir en ciertas circunstancias, llevamos un sentido de culpa por no tener las respuestas a circunstancias difíciles. Por eso elaboramos enormes distorsiones en el concepto de Dios y se las transmi­timos a los niños.
Las distorsiones solamente se pueden corregir mediante la fe sencilla y natural de personas que aman a Dios y han aprendido a amar a los niños. Mi amiga estaba mostrando el amor de Dios a esos pequeños niños en medio de su desolado dolor. Sus abrazos y lágrimas para con ellos eran un reflejo de la misma actitud que el Señor demostró cuando lloró por la muerte de su amigo Lázaro y por el dolor de sus familiares y amigos.
Quizá uno de los elementos más importantes del ministerio pastoral a los niños es el que ilustra este pequeño incidente que he relatado. El cuidado pastoral aprovecha cada oportu­nidad que se nos presenta como un elemento más en la formación espiritual del niño.
La enseñanza que recibe en la clase es una sola parte de lo que llamaríamos su “formación espiritual”. Por supuesto, el entorno familiar debería contribuir, más bien, debería ser el fundamento de esta formación. Pero como esto no se da en la mayoría de los hogares, aun en aquellos donde los padres son cristianos, el maestro debe jugar un papel decisivo en la formación espiritual del niño.
El nivel de influencia que ejerce el maestro dependerá en dos cosas: de la relación afectiva que tiene con el niño y de su comprensión de las maneras de guiar al niño en desarrollar su relación con Dios.

La Necesidad de la Relación Personal con Cristo.
Para poder recibir una ayuda pastoral plena, el niño debe conocer a Cristo como su Salvador personal. Esto no es una condición para hacer diferencias en el trato con los niños. Pero no se puede hablar de formación espiritual sin el compromiso inicial de fe en Cristo como Salvador. Esta experiencia afecta el alcance de lo que se puede lograr con la ayuda pastoral al niño. Por eso los encuentros con los niños son momentos especiales para presen­tarles el plan de salvación y darles la oportunidad de tomar sus primeros pasos hacia un conocimiento personal del Señor.
Hay muchas maneras de presentar el plan de salvación a la niñez. La inmensa variedad de caminos a través de los cuales las personas llegan a Dios hace imposible fijar una sola fórmula que deba aplicarse para toda persona como pasos inalterables en la decisión de fe. La individualidad del niño es tan absoluta como la del adulto, y no debería ser ignorada por esquemas presuntamente aplicables a todos. No obstante, el niño debe entender en alguna medida ciertas verdades básicas para aceptar a Cristo como su Salvador.
(CONTINÚA…)
Extracto del libro “Más Que Maestros”
Por Betty S. de Constance

Cuando de cura una herida

Los seres humanos tenemos una enorme facilidad para lastimar a nuestros semejantes, tanto que con frecuencia confundimos y aprovechamos la oportunidad de hacer bromas para herir a quienes nos rodean, incluso, podemos decir que esta facilidad se ha venido convirtiendo en un mal hábito, pues en ocasiones no nos percatamos cuando decimos o hacemos las cosas en contra de los demás. ¡Esto es algo en lo que debemos de reflexionar constantemente, si queremos mejorar nuestras relaciones interpersonales con quienes nos rodean. Al respecto, un hombre sabio dijo en cierta ocasión: "De la misma manera y con la misma intensidad con la que el hombre sabe alabar, sabe lastimar a los demás". Una frase para reflexionar. Una vez leí una historia que narraba la actitud de un padre cariñoso hacia su hijo, el cual, era muy afecto a las bromas pesadas con sus amigos, además de que era un joven que tenía muy mal carácter. Dicha historia encierra una lección de vida por lo que me permitiré reproducirla en provecho de todos nuestros amigos y lectores. "Cierto día después de que aquel hijo había llegado de la escuela manifestando abiertamente su mal carácter, su padre le habló cariñosamente y le dijo: - ¡Toma hijo mío, guarda esta bolsa con clavos y este martillo, y cada vez que sientas que pierdes la calma, ve a la cerca de atrás de la casa y clava un clavo en ella. ¡El primer y el segundo día el joven clavó 37 clavos en la cerca, y cada día que pasaba, clavaba otros tantos. ¡Aquello le parecía algo realmente muy divertido! Sin embargo, con el paso de los días, poco a poco, fue calmándose porque descubrió que era muchísimo más fácil controlar su carácter que clavar los clavos en la cerca. Finalmente, llegó el día en que el muchacho se sintió tranquilo, ese día no perdió la calma para nada y dejó de clavar en la cerca. Esperó a su padre para contarle que ese día la cerca se había salvado; así se lo dijo en tono de broma a su padre: - ¡Muy bien hijo mío, te felicito, has hecho lo correcto! Ahora, hijo mío, te sugiero que por cada día que controles tu carácter, vayas a la cerca y saques un clavo de ella y luego me dices cómo te sientes. Pasaron varias semanas y el joven pudo, finalmente, decirle a su padre que ya había sacado todos los clavos de la cerca. Entonces el papá llevó de la mano a su hijo hasta la misma y le dijo: - ¡Mira hijo, has hecho bien...!, pero fíjate en todos los agujeros que quedaron en la cerca... ya nunca será la misma de antes. De la misma manera, cuando dices o haces cosas con fuerza y enojo, dejas una cicatriz en las personas, así como estos agujeros en la cerca, es como meterle un cuchillo a alguien, y aunque lo vuelvas a sacar, la herida ya quedó hecha; y no importa cuantas veces pidas disculpas, la herida está ahí... ¡Una herida física es igual de grave que una herida verbal! Recuerda hijo que hay un milagro llamado amistad que se abriga en el corazón de todos los humanos, no sabes cómo ocurre o cómo es que comienza, pero sabes que es algo especial, que te levanta y es cuando te das cuenta que la amistad es el regalo más preciado de Dios. Los amigos son una joya muy rara. Ellos te hacen sonreír y te animan a que tengas éxito en lo que deseas, saben escucharte, comparten sus palabras de aprecio y ellos siempre quieren abrir su corazón hacia nosotros. Muestra a tus amigos lo mucho que los quieres... demuéstrales a tus amigos cuánto los amas y lo que significan para ti". Bonita y aleccionadora historia, ¿verdad? Debemos a prender a amar a las personas en lugar de lastimarlas, pues las heridas del cuerpo pueden curarse a pesar de que quedan marcas que las recuerdan para siempre, sin embargo, las heridas del alma no cierran nunca jamás

Aunque mis ojos no te puedan ver

30 de enero de 2011

Todo tienensu tiempo

Yo creo que una de las cosas que Dios puso en mi corazón para poder compartir con ustedes es que nos gocemos en Él. Mi esposa siempre me dice que le vida es corta y que hay que disfrutarla al máximo. Y yo bien sabio he aprendido a recibir ese consejo de mi esposa. 

Así que yo he querido, mis hermanos, y así entiendo que es el deseo del corazón de Dios que cada minuto de esta noche nosotros lo disfrutemos al máximo. Por eso es que nos gozamos desde el principio. Cada una de las canciones que hemos podido elevar delante de Dios. El poder escuchar a Orlando y Vanessa ministrando también. 

Mire, y ser ministrados también por Jessi y el gozo que se le sale a él por los poros. Y yo creo que todo esto mis hermanos, representa algo de Dios. Y de cómo Él se goza con cada uno de nosotros. Cómo Él se goza en ustedes. Y a medida que yo meditaba en una palabra para esta noche. Una de las cosas que el Señor puso en mi mente fue lo siguiente. Es todo cuestión de tiempo.
Déjame decirlo de nuevo, es todo cuestión de tiempo.
Las temporadas del año marcan un tiempo. El reloj ahora mismo está marcando un tiempo. El mero hecho de que usted esté allí ahora sentado, marca un tiempo. Pero lo más hermoso de todo es que nosotros ahora mismo estamos en el tiempo de Dios. 

Nosotros estamos viviendo un tiempo, Kairos, por así decirlo. Ese Kairos implica que Dios está en una acción tan intencionada donde nosotros no podemos estar ignorantes a lo que Él está haciendo en medio nuestro. Cosas tan simples y tan sencillas como un estrechón de manos con alguien puede ser una cita divina que Dios nos está dando. El mero hecho de que en algún momento recibamos una llamada que no estábamos esperando. Puede ser tiempo de Dios para su vida o para la vida de esa persona que está al otro lado del teléfono.
Miren esto, Eclesiastés, capítulo 3: Dice lo siguiente, y los que están siguiendo en inglés me pueden seguir.
Dice, “Todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del sol tiene... su hora." Dile a la persona al lado tuyo, ‘todo tiene su tiempo. Y tu tiempo se acerca.’ Miren cómo dice el relato bíblico.
El relato bíblico dice que hay un tiempo para nacer y un tiempo para morir. Un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado. Un tiempo para destruir y un tiempo para edificar. Un tiempo para llorar y un tiempo para reír. Un tiempo para guardar luto y un tiempo para gozarse.
Actually, aquí dice un tiempo de bailar, ¿verdad?

Hay un tiempo para esparcir piedras. Y hay otro tiempo para juntar esas piedras. Hay un tiempo para abrazar. Y hay un tiempo para abstenerse de hacerlo. Hay un tiempo para buscar. Hay un tiempo para perder. Hay un tiempo para guardar cosas. Y hay un tiempo para desechar eso mismo. Un tiempo para romper las cosas. Y un tiempo para volverlas a unir. Un tiempo para callar. Y un tiempo para hablar. Un tiempo para amar. Y un tiempo para aborrecer. Todo debajo del sol tiene su tiempo. Y nosotros estamos en el tiempo de Dios.
Miren que eso puede estar repitiendo. Voy a estar repitiendo esto toda la noche. Lo que falta en los próximos minutos. 

Miren estos mis hermanos, el vivir en el tiempo de Dios es algo que, de nuevo, no lo podemos dejar pasar por alto. No implica el que nosotros vamos a estar viviendo así, la vida del día al día. Significa que cada momento se tiene que vivir con una intención. Aún cuando yo me voy a acostar a dormir, tengo que hacerlo con una intención. Porque aún en mi sueño puede ser que tenga un encuentro con Dios, que tengo que estar atento a eso. Y Dios quiere, mis hermanos, mostrar cosas nuevas a cada uno de nosotros. Eso es algo que hemos estado escuchando por los últimos cuatro, seis meses en esta iglesia: Que Dios quiere hacer algo con nosotros. Muchos de nosotros no lo hemos experimentado ya.
Pero ese tiempo se acerca. Donde podremos ver a Dios en medio nuestro como nunca antes lo habíamos visto. ¿Saben qué? Muchos de nosotros vamos a comenzar a conocer a Dios en muchas formas… nuevas. Déjenme ilustrarles algo. Pastor Greg quédate allí.

Hay tiempos… donde Dios está enfrente tuyo. Y Él es el que está cogiendo todos los golpes por ti. ¿Alguien tiene un tomate o un huevo por allí? ¿Qué lo puedan tirar? ¡Miren que no me lo van a dar! Pero, a la misma vez, hay otro tiempo donde Dios está detrás de ti. Él te está empujando y Él te está motivando. Y Él te está diciendo: ‘Atrévete. Hazlo ahora. Yo te estoy dirigiendo. Yo te estoy guiando. Soy yo el que está abriendo puertas por ti’. 

Y ahora hay otros tiempos, donde Dios está al lado tuyo.
Can I use your hand? Ah, ya. Y te tira la mano de lado. Y te dice, ‘No te apures. Llora en mi hombro.’ Tal vez nosotros hemos experimentado a Dios en distintas formas. Algunos de nosotros hemos estado en esa temporada en que Dios está frente nuestro. Tal vez algunos de ustedes están en la temporada donde Dios está detrás de ti, empujándote.
Y puede ser que algunos de ustedes tengan a Dios justamente a su lado. Ahora, pero hay un tiempo también, donde Dios no está. Could you go to that corner Greg? You can continue translating.
Hay tiempos donde Dios no está. Tú lo buscas al frente, atrás, al lado - y no está. Y usualmente decimos que este tiempo es, ¿qué? El desierto. Es el tiempo donde no sentimos a Dios. Nos sentimos abandonados. Creemos que Dios se ha desentendido de nosotros. Pero, ¿saben qué? El asunto es que Dios no se ha desentendido de nosotros.

Ese desierto lo que sirve mis hermanos, y esto creo que es algo que Dios ha implantado en mi corazón. Que el desierto usualmente lo vemos como algo negativo. Pero ese desierto es para que tú puedas internalizar todo lo que Dios ha hecho contigo mientras estuvo al frente, atrás y al lado tuyo. Tú necesitas esos tiempos a solas para que tú puedas digerir las cosas. Si Dios está todo el tiempo contigo, dándote la comida en la boca, tú no vas a aprender a agarrarlo y echártelo tú mismo. Son esos los tiempos que Dios usa para ayudarte a crecer.
Son cuatro tiempos: Dios de frente a ti, Dios detrás de ti, Dios al lado tuyo, y cuando Dios no está.
¿Dónde nos encontramos nosotros? A medida que cerramos esta año 2009. ¿Dónde tú has estado? ¿Con qué tiempo tú te identificas? Yo creo, mis hermanos, y no quiero decir esto por redundancia, pero a la misma vez lo quiero repetir: Nosotros estamos en un tiempo de Emanuel. El miércoles, cuando celebramos el día de Navidad, eso fue parte del mensaje que pude compartir con ustedes.
Que estamos en un tiempo de Emanuel, Dios con nosotros.

El domingo pasado, el Pastor Samuel también compartió este mensaje. Lo que significa el vivir bajo ese sentir que Dios es ese Emanuel. Que Dios está con nosotros, que Dios está entre nosotros y Dios está en favor de nosotros. Y hoy yo no puedo evitar, mis hermanos, el decirle a cada uno de ustedes: Emanuel. Que Dios está con nosotros. Estamos en un tiempo, mis hermanos, como nunca antes, que la presencia de Dios está caminando junto a cada uno de ustedes.
Es como si tuviésemos esa columna de fuego de noche y esa nube que nos tapa del sol durante el día. Estamos viviendo en esas temporadas, donde Dios va a estar abriendo caminos delante de ti. Él va a estar recibiendo todos los golpes, porque Él va a servir como escudo para tu vida. Pero a medida que sirve como escudo va a abrir puertas para ti.
Y en la misma forma Él va a estar detrás de ti, moviéndote, empujándote, animándote para que tú puedas alcanzar esas cosas que Dios ya ha ganado para ti. Dios va a estar a tu lado para animarte, cuando te sientas con ganas de llorar, para que tú puedas llorar con Él. Que tú te puedas sentir consolado o consolada.
Y también Dios va a traer ese tiempo, donde te vas a sentir solo, te vas a sentir sola y, ¿sabes qué? Cuando te sientas así, yo no quiero que tú llegues a donde nosotros los pastores diciendo: ‘Pastor, siento que Dios me ha abandonado’. Cuando te sientas así, piensa en lo siguiente: Dios quiere que internalices lo que Él te ha mostrado. Siémbralo en tu corazón. Como dice bien esta escritura, hay tiempo para todo. Y Dios tiene sus tiempos para ti.
Va a venir tiempos en este 2010, míralo bien. Van a venir tiempos en este 2010, donde algo nuevo va a nacer. Pero a la misma vez, algo va a morir. Van a venir tiempos en los cuales tú vas a tener que sembrar, y llegará el momento donde vas a poder arrancar lo que tú has sembrado. Va a llegar el momento donde tú vas a estar esforzándote por recoger aquellas piedras que se han esparcido. Pero también va a llegar el momento donde vas a tener que esparcir las cosas de alguna forma u otra.
Es bien interesante cuando el Pastor Gilberto estaba diciendo hace unos minutos atrás. Porque esta mañana lo escuché también en la radio. Escuché en la radio a alguien decir que para este nuevo año vamos a tener que olvidarnos de las bendiciones que Dios nos dio en el año pasado. Olvidarnos de lo que queda atrás para poder entrar en este año nuevo con una nueva expectativa de cuáles van a ser esas bendiciones, esas bendiciones nuevas que Dios va a traer a nuestro ser. Esas bendiciones que Dios va a traer a nuestra vida entera.
Bendiciones que las podremos compartir con otros. Va a venir su tiempo, mi hermano y mi hermana, donde tú vas a conocer a Dios en una nueva luz. Y mi oración, el deseo de mi corazón, y entiendo que es el deseo de Dios también, es que tú lo puedas conocer así. 

Yo quisiera hacer algo, mis hermanos, me quedan 10 minutos. Diez minutos, y quisiera que por favor ustedes se pongan de pie. Lo que yo quisiera es que pudiésemos hacer una oración antes de, vaya, sí, si me puedes poner el reloj allí, chévere. Ponme el reloj.
Yo quisiera que hagamos una oración bien especial. Y si usted está con algún familiar suyo, que está allí cerca de usted, yo le animo a que usted agarre a esa persona y que se junten allí en un abrazo. Si usted está solo o sola, y pues tiene un hermano o hermana en Cristo, allí a su lado, yo le animo a que se acerque a esa persona también.
Y si no conoce a nadie, pues conozca a alguien en la familia en Cristo. Y esta oración la vamos a hacer, obviamente sin música, porque yo quiero que los músicos estén con su familia también. Si usted que nos ve por el Internet, por favor, agárrese a su familia también.
Y piense en esta palabra: ‘Es el tiempo de Dios para mi vida. Es el tiempo de Dios para mi familia. Es el tiempo de Dios para esta iglesia. Es el tiempo de ver cosas nuevas. Llegará el tiempo de perder cosas, pero detrás de esas cosas vendrán otras nuevas. Y todo porque proviene de Dios’.
Si usted es jefe de familia, les hablo a ustedes padres o esposos, yo quiero que usted bendiga a su esposa, a sus hijos. Y que esas esposas puedan recibir esa bendición. Si usted está con sus hermanos o hermanas allí, si son amigos o amigas. Tomen turnos para orar unos por otros, y pida que ese tiempo de Dios se cumpla en la vida de esa persona. 

Señor, Jesús, como Iglesia venimos delante de ti. Venimos delante de ti como familias. Venimos delante de ti como hermanos y hermanas, amigos y amigas, somos parte de tu familia, parte de tu cuerpo, Señor.
Y, Padre, en este momento, en una forma especial, profética, yo declaro tu bendición sobre todas estas personas que están aquí en esta noche. Padre, este año 2009, este año 2009 trajo muchas cosas, quitó muchas cosas, experimentamos distintas cosas nuevas, y ahora nos estamos dirigiendo al año 2010 buscando lo que Tú tienes para nosotros. Cosas que los ojos no han visto, cosas que oídos no han escuchado, cosas que no han subido en el corazón de hombres pero que sí están en Tú corazón, que Tú las has escuchado. Que han salido de Tú boca, que Tú las estás viendo ahora mismo. Es a esas cosas que nos dirigimos.
Tornamos nuestros rostros a ti, Señor y reclamamos Tu bendición sobre nuestras vidas, sobre nuestras familias, sobre esta Iglesia, sobre nuestros trabajos, sobre nuestros vecindarios, nuestra comunidad, este estado de Massachusetts, la nación de Estados Unidos, los países de los cuales venimos.

Decimos que es Tú tiempo, que es Tú tiempo, Señor. Se Tú, Emanuel. Dios con nosotros. Dios entre nosotros y Dios a nuestro favor. Padre, declaramos Tu bendición sobre tu pueblo, Señor. Cosas nuevas sucediendo en este nuevo año, Jesús. A ti te damos la gloria, a ti te damos el honor por siempre y siempre. Amén y amén, Señor Jesús. Gloria a ti Jesús

La importancia de un amigo

Quisiera hablarle acerca de la importancia de un amigo. La importancia de un amigo. Y si yo fuera a hacer una pregunta, la voy a decir para que vayan pensando porque les voy a hacer una entrevista. Si yo les preguntara, qué significa para usted un amigo? Qué usted me respondería? Qué significa para usted un amigo, una amiga, sea lo que sea? Qué es un amigo para usted? Un hermano.

Qué es un amigo para ti? Alguien que se puede confiar. Qué es un amigo para vos? Eso mismo. Qué es un amigo para ti? Estamos iguales. Un amigo, qué es un amigo? Qué es un amigo? Una persona que se abre, que comparte. Qué es un amigo? Alguien a quien amamos y que nos ama. Voy terminando. Qué es un amigo? Un amigo es alguien que nosotros amamos y que nos ame y que nos entienda nuestras situaciones. Qué lindo se oye eso, yo no lo podría haber dicho mejor.

Hay una canción que dice, amigo es aquel que te extiende la mano, te cuida y vela por ti. Yo he sido el único que he escuchado esa canción o no? miren, vayan conmigo a Juan, Capítulo 15, porque este tema no me lo estoy sacando de la manga, consta. Juan Capítulo 15, verso 14. Enrique, en México qué significa un amigo? Oh, una responsabilidad, eso está bueno porque es bien cierto. Eso está bien cierto. Eso me gustó. Una responsabilidad, buena o mala? Buena.
Juan, Capítulo 15, verso 14, deja ver si este verso los hinca igual como me hincó a mí.
“… Jesús dice, vosotros sois mis amigos si hacen lo que yo les mando…”
Díganme acerca de una amistad con condiciones, eh? porque nosotros decimos, sí, yo te doy una amistad incondicionalmente. Pero hay amistades que tienen condiciones. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando, y el verso 15 dice:
“…Ya no los llamaré siervos porque el siervo no sabe lo que hace su señor, pero los he llamado amigos porque todas las cosas que oí de mi Padre, yo les he dado a conocer…”
Este es el texto que yo voy a usar como base para lo que yo entiendo que van a ser dos o tres mensajes. Ahí hay dos amigos que están hablando. Esto lo voy a tener que dividir como en tres partes, porque no me va a dar el tiempo para poder correr todo lo que tengo aquí.
Pero miren, basado en las respuestas que ustedes dieron y otras cosas que tengo aquí en mi cabeza, y si yo uso, por ejemplo, Proverbios 17, miren cómo dice Proverbios 17:17, dice:
“…En todo tiempo ama el amigo y es como un hermano en tiempo de angustia. En todo tiempo ama el amigo y es como un hermano en tiempo de angustia…”
Miren, hoy día hay muchas personas que buscan, que viven y anhelan, y desean tener amistades genuinas. Yo soy uno de ellos. Yo no creo que haya nada malo con poder decir eso. Y la razón por la cual están buscando eso es porque de alguna forma u otra hay un sentido de soledad en su interior. Y puede ser, nosotros habremos visto en algún momento, personas que tienden a aislarse, que ustedes los ven que están solos o solas por su cuenta y como que nadie me mire. Como también puede ser una persona que tiene a muchos otros a su alrededor y usted lo ve que es una persona bien social y qué sé yo, pero a pesar de eso, hay un sentido de soledad. No se siente genuinamente conectado con otra persona.
Y la gente está buscando ese sentido de amistad. Hay muchos que lo desean con ansias, con ganas. Hay otros que han sido traicionados por lo que pensaban que era una amistad genuina. O sea, esto es algo que abarca una multitud de cosas y yo espero en estos próximos miércoles que tenga la oportunidad de poder abarcar en este tema y tocar alguno de esos puntos.

Pero miren, ese sentido de amistad yo puedo decir que está engranado en la misma naturaleza de Dios. O mejor dicho, en la imagen de Dios en nosotros. Si nosotros somos creados a la imagen de Dios, y nosotros sabemos que Dios es un Dios trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres seres habitando en uno, que hay una relación, una dinámica entre estos tres individuos que constantemente se hablan y se nutren y se informan el uno al otro, y toman acción el uno al otro. Esa misma imagen que está en Dios, esa misma imagen está en nosotros.
Por ende, en nosotros hay una necesidad de poder estar en conexión con otra persona. Muchos de nosotros encontramos esa conexión íntima en un cónyuge, un esposo, una esposa. Muchos de nosotros encontramos esa conexión en nuestros padres, o madres, o un hermano, o una hermana, un abuelo, una abuela, un tío, una tía, o en un pastor, o lo encontramos en un amigo, en una amiga que tenemos a nuestro alrededor. hay algunos que lo encuentran en el perro, en el gato o en la cotorra.
Válgame! Pero el asunto es que esa necesidad de conexión, de estar en relación, de interdependencia es algo innato en nosotros porque es parte de la naturaleza de Dios en nosotros. Así que el querer tener un amigo, una amiga es algo que se nos va a salir de los poros en alguna forma u otra.
Pero bueno, si yo les fuera a decir, cómo podemos definir la amistad? Ustedes me pueden creer que yo fui al diccionario de la Real Academia Española y no encontré una definición que me hiciera, hmm, que bueno se oye eso! No la encontré. La tuve que hacer yo.
So, les voy a dar una definición de acuerdo al diccionario de la Real Academia de Omar Soto. Miren lo que yo pienso que es una amistad, a ver si les convence, a ver si les puedo vender mi diccionario. Esto es lo que yo digo:
“La amistad, o un amigo, es una persona que profesa y vive una afinidad íntima con otro o con otra, de acuerdo a valores similares compartidos, sin exceder los límites de lo que pueda ser justo u honesto en esa relación.”
Es miércoles, Omar, no es domingo, por favor. Deja ver cómo puedo… déjenme darle para atrás un momento. Lo digo otra vez.
La amistad, o un amigo, es una persona que profesa y vive una afinidad íntima con otro o con otra, de acuerdo a valores similares compartidos, sin exceder los límites de lo que pueda ser justo u honesto en esa relación
Primero yo digo que es algo que se profesa y se vive. En otras palabras, no tan solamente María te estoy diciendo que soy tu amigo, sino que también en mi vida yo te muestro que soy tu amigo. Me siguen por dónde voy?

So, yo digo que soy amigo de una persona y mis acciones valorizan o le dan valor a lo que yo digo que soy. Así que se profesa, se vive. Cuando hablo acerca de una afinidad, estoy hablando de una afinidad basada en valores o intereses compartidos que puedan tener esas personas.
Y aquí esto puede ser un poquito tricky, porque puede ser que a una persona le gusta el futbol y al otro le guste el baseball, pero lo que pueden tener en común es que les gustan los deportes, ¿verdad? So, tal vez no hay algo genuino que comparten pero en esencia sí lo hay.
Por último, son personas que conocen sus límites y los respetan. En otras palabras, no están metiéndose todo el tiempo en sus cosas personales sino que le dan a la otra persona su espacio también.
So, qué tal ese definición, les convence sí o no? okay. Cómo surgen las amistades? Cómo surge una amistad? Aquí yo puedo decir que también esto depende, depende de cómo pueda surgir una amistad. Porque puede ser que una amistad se coja mucho tiempo, como puede ser que una amistad también empiece ahí del primer encuentro.
Miren un ejemplo bíblico. Vayan conmigo a Primera de Samuel, Capítulo 18, miren lo que pasó aquí, en el primer verso. Si les relato la historia que está antes, la historia que está antes es obviamente cuando David derrotó a Goliat, le cortó la cabeza y obviamente a él lo reportan y lo traen delante del rey Saúl y en una conversación entonces con el rey Saúl. Yo quiero que ustedes imaginen esto, en el palacio, David llega del campo ahí todo sucio, y tal vez con sangre salpicada en su cuerpo, y llega con la cabeza de Goliat, ahí en la mano. Y entonces está el rey Saúl sentado en su trono de frente, sus advisors están al lado de él, y por ahí, por una esquinita está su hijo Jonatán, viendo todo lo que está pasando. Entonces en Primera de Samuel, Capítulo 18, verso 1 dice:
“… Aconteció que cuando él hubo acabado de hablar con Saúl… ─él, siendo David ─ … el alma de Jonatán quedó ligada con la de David y lo amó Jonatán como a sí mismo. Y Saúl le tomó aquel día y no le dejó volver a la casa de su padre e hicieron pacto Jonatán y David porque él le amaba como a sí mismo y Jonatán se quitó el manto que llevaba y se lo dio a David y otras ropas suyas, hasta su espada, su arco y su talabarte…”
Miren esto. Esto fue una amistad que salió corriendo del primer cantazo. Es como que Jonatán se dio por completo, se identificó con David. Hubo algo que cuando se miraron cara a cara, fue como una conexión directa el uno con el otro. Hijo, tu eres mi panita fuerte, se escupieron, pon la mano ahí, por no decir que cogieron cuchillos y se cortaron la mano y un pacto de sangre ahí por siempre.
Pero eso fue una amistad que surgió rápido. Sabe una amistad que se tomó mucho tiempo en surgir? A qué no saben cuál es? La de Jesús con sus discípulos. Por qué, pastor Omar? Se recuerdan el verso que acabamos de leer, Juan, Capítulo 15? Saben que a los discípulos les costó 3 años para escuchar de Jesús que saliera de su boca, que él pudiese decirle a ellos, ustedes son mis amigos. Porque estas palabras que Jesús les estaba diciendo a sus discípulos, se las estaba diciendo momentos antes de él ser arrestado. Así que si ustedes cuentan el tiempo en que Jesús comenzó su ministerio antes de haber escogido a sus discípulos, hasta que los escogió y siguió desarrollando con ellos una conexión de maestro, aprendices, y llegó a ese punto, horas antes de ser arrestado y ahí fue donde les dijo, ustedes son mis amigos.
Esa relación de amistad se tardó 3 años en desarrollarse. Muchas historias, muchas jornadas, mucho tira y jala, mucho cuestionamiento, mucho aprendizaje, hasta uno le dijeron “apártate de mí, Satanás. No te conozco.”

Se tardan algunas relaciones en crecer. Así que todo depende. Pero la clave que yo puedo decir para toda amistad es tiempo. Es el tiempo, el tiempo, miren cómo yo digo, el tiempo intencional que uno le dedique a conocer y darse a conocer. Hay dos partes aquí. el tiempo que tiempo que uno dedique intencionalmente en poder conocer a alguien y darse a conocer también.
Ok, me explico. Si yo fuera hablar de acerca de alguna de estas características. Voy a dejar eso un momento. Vuelvo ahí a esa parte de ser intencional. Miren algunas características de la amistad. Yo no sé cuántos de ustedes han visto un email que se titula “La amistad es un arte”, a mí una vez me enviaron un email que decía así. No lo han leído ese email?
Es un email que básicamente lo que dice es que la amistad es un arte, porque un amigo lo que quiere hacer es saludarte, hablarte, escucharte, abrazarte, molestarte, aconsejarte y puedo seguir diciendo otras cosas que tienen que ver con arte pero no las voy a decir, me voy a enfocar en esas nada más.
Por lo tanto la amistad es un arte y el arte es algo difícil, es algo que coge tiempo. Una cosa es tirar colores en un canvas y otra cosa es ir detalladamente dándole forma a ese arte. Pero a la misma vez que es un arte, yo puedo decir que la amistad tiene distintas variantes. Están las personas que son los conocidos, están las personas que son los amigos, y está el o la amigo o amiga. Tu manita fuerte, como quien dice. Tu uña o tu carne como le quieras decir.

Ahora, pero asimismo yo digo que uno no puede ser un billete de 20 para todo el mundo. So, para darle paz en su corazón, es más, hasta el mismo Jesús, yo me atrevo a decir que hasta el mismo Jesús tenía sus círculos concéntricos, sus círculos de amistades, el mismo Jesús tenía esos círculos de amistades, aún dentro de sus propios discípulos. Saben por qué? Cuántos discípulos eran? 12, ¿verdad? Uno de ellos hay que descontarlo, so, vamos a pensar que eran 11. So, imagínense eso, uno de esos amigos ya estaba designado a que lo fuera a traicionar.

Pero dentro de esos 12, ok, Jesús compartía con cada uno de ellos, pero dentro de esos 12 habían 3 en particular con los cuales Jesús se apartaba a orar con ellos 3. Quiénes eran esos 3? Juan, Pedro y Jacobo. Estaban esos tres. Pero de esos 3 había solamente uno que Jesús le permitía que se recostara sobre su pecho. No, no fue Pedro. Juan.
Así que si ustedes ven, o sea, si yo veo este ejemplo de Jesús, que Jesús como quien dice, tenía su grupillo, por así decir, tenía sus niveles con quién entraba en intimidad de alguna forma u otra, y es bien interesante si usted ve los cuatro Evangelios, usted va a ver esa dinámica que se repite en distintas formas. Pero el asunto por el cual digo esto, mis hermanos, es que para que usted tenga paz. O sea, hay otro proverbio que un hombre puede tener muchos amigos, pero amigo que sea como hermano, solamente hay uno. Y hay veces que uno en ese deseo de poder tener amistades, uno se quiere vender como si fuera el mejor amigo de todo el mundo, pero a la misma vez no está logrando alcanzar nada. Porque queremos abarcar mucho y apretamos poco.
Así que, de nuevo, usted puede que quiera ser un amigo, pero no a todo el mundo usted le va a caer como un billete de 20. Algunos usted va a ser un billete de 1, para otros tal vez un billete de 10, para otros tal vez un billete de 50 o uno de 100. Así que, no voy a decir que para nadie usted va a ser un centavo, por favor, no lo voy a bajar a ese nivel.
Ahora, voy terminando con esto. De nuevo, voy a tener que darle un ‘to be continued’ a esto. Obviamente las amistades no son fáciles para desarrollar. Qué es lo que dice Proverbios 27, verso 17? Esto es algo que hemos oído mucho. Dice:
“…El hierro afila el hierro y así mismo el hombre afila a su amigo…”
Suena bien bonito esto, en inglés suena mejor: “Iron sharpens iron”. Suena nítido así. Pero ¿Saben qué? Ese proceso de que un hierro afile otro no es nada fácil. El proceso de que el hierro afile otro pedazo de hierro es un proceso que es bien duro. Y es más, hasta algunas personas puede ser que le de dentera, por así decirlo. Es más, yo me atrevo que, usted se recuerda ese sonido que hace cuando alguien arranca las uñas en una ventana de metal? Puede ser que nada más de yo mencionar eso y usted recordarse de ese ruido, ya usted esté como apretando los dientes. Yo solía hacer eso de maldad cuando estaba en la escuela.
Me estoy dando a conocer. Pero miren esto, yo recuerdo que en mi casa, mi papá tenía una piedra de afilar machetes. Nosotros teníamos un árbol al frente de la casa que lo podábamos obviamente con un machete. En aquel entonces no había de esos trimmers que se usan ahora para podar árboles, así que nosotros usábamos un machete. Y cuando yo aprendí a usar esa máquina, obviamente la piedra viene en esta dirección, dando vueltas, y uno tiene que agarrar el machete en la dirección contraria, para que pueda coger filo.
So, yo recuerdo que como mis manos no eran tan fuertes, cada vez que yo pegaba el machete a la piedra, se me iba con la piedra, porque no lo podía aguantar. Y yo, al ver esa imagen, en yo pensar en esa imagen, yo me digo, guau, que interesante porque cuando un hierro está afilando otro, son dos metales súper duros que están yendo en direcciones opuestas, más sin embargo el mero hecho de que van en direcciones opuestas, ahí es donde se le saca su mayor provecho. O sea, ahí es donde se afilan. Y ahí es donde yo veo, mis hermanos, donde está la belleza de uno poder tener un amigo.

Y aquí es donde yo voy a resumir, al menos esta parte para terminar. Ahí es donde yo veo la belleza de tener un amigo. Porque un amigo no necesariamente es la persona que te va a estar haciendo reír en todo momento. Un amigo es la persona que también se va a atrever a confrontarte y decirte lo que estás haciendo mal. Sí, un amigo es la persona que te va a tirar el brazo y va a llorar contigo, y te va a aconsejar, pero un amigo real es el que si te ve que estás, como con quien dice, te cogió con las manos en la masa, te lo va decir, papito, mamita, hay que revisar algo aquí. es la persona que se atreve a verdaderamente apuntar a quien tu realmente eres. Eso es un amigo de verdad. Porque es el amigo el que sí se va a sentar contigo tomándose un café, te va a escuchar, va a buscar entenderte. Si no entiende algo de lo que tu dices va a hacer un esfuerzo adicional por, dime más de esto, porque quiero verdaderamente entender qué es lo que tu estás procesando, qué es lo que tu estás viviendo, qué es lo que tu estás sintiendo. Está ese sentido de empatía que me voy a quitar mis zapatos para meterme en los tuyo y aunque sean incómodos, pero quiero entender a dónde tu estás.
Y eso, obviamente, mis hermanos, yo tengo que entender que no todo el mundo lo puede hacer. No todo el mundo lo puede hacer. Es más, usted no lo puede hacer con todo el mundo. Usted no está diseñado a abrirse como un libro a tutti li mundi. No. solamente con aquellas personas que usted haya encontrado una afinidad, que usted pueda hacer como Jonatán, que usted se quita su manto y se lo da a esa persona, se quita su espada y se la da a esa persona. Es como quien dice, usted se está desarmando por completo, y vertiendo en esa persona lo que usted es, lo que usted tiene.
Ahí es donde verdaderamente se mide un verdadero amigo. Donde no tan solamente apuntamos a las cosas bonitas, sino que también vemos esas asperezas y buscamos cómo afilarnos. Es el amigo que te va a decir, mira, esto hay que arreglarlo. Y si en algún día tu ves algo en mí que yo tengo que arreglar, por favor, no te lo calles, dímelo. Digo, lo estoy diciendo en el contexto de la predicación, no es que me vayan a dar a donde mí, pastor Omar, estoy viendo esto en usted. Bueno. Si viene inspirado de Dios se lo recibo.
Pero, me siguen por dónde voy, mis hermanos? Miren, hay un punto al cual yo quiero llegar con todo esto. Obviamente no lo voy a hacer hoy. Pero yo quiero que usted vaya pensando en estas palabras que yo estoy compartiendo con usted. Usted necesita un buen amigo, una buena amiga, y yo sé que en Jesús tenemos el mejor de todos los amigos, pero hace falta tener ese amigo o amiga que nos podemos pulsear, bueno, no pulsear, pero que podemos ir ahí de tu a tu. Ese amigo hace falta. Es el amigo que si tu dices a las de siete de la tarde, mira, necesito ir a comerme a pizza, quieres ir conmigo? Pues, vamos a comernos la pizza. O si tienes que tomarte un café a las 9 de la mañana porque necesitas procesar algo antes de ir a tu trabajo y necesitas procesar algo con alguien y ahí está tu amigo, y tu sabes que él puede sacar su tiempo para sentarse contigo, lo hace. O que si estás en un momento de necesidad y necesitas saber de alguien que verdaderamente va a orar por ti, no que necesariamente tu le dices, mira, fulano, ora por mí. Y te dice, sí, sí, sí, no te apures que yo te voy a mantener en oración, pero que va a ser una persona que cuando tu lo llames, ahí mismo en el teléfono te va a decir, vamos a orar ahora mismo.
Hace falta tener esos amigos. Estamos viviendo en un mundo donde ese sentido de amistad, mire que interesante, las ironías de la sociedad en la cual vivimos. Vivimos en un mundo donde ese sentido de amistad se busca por todos lados, más sin embargo se tergiversa en el sentido de que nadie confía en nadie. Y obviamente todo eso viene por un bagaje de otras cosas que las diré después.

Pero mire, hay alguien que está buscando en usted un amigo o una amiga. Usted está buscando en alguien un amigo o una amiga. El propósito de Dios no es que nadie esté solo, y eso que se habla en Génesis, no tan solamente se aplica a un contexto de pareja de hombre y mujer. También se aplica a nuestro diario vivir de que nadie esté solo, sino que nosotros podamos saber, como que guau, tengo una persona en quien puedo contar, que si necesito hablar con alguien, mira, sí, lo podemos hacer. Los pastores, mira, puede ser que nosotros los pastores seamos un billete de 20 para algunos, pero puede ser que alguien, mejor que nosotros, sea un billete de 50 o sea un billete de 100 para su vida. Pero todos juntos formamos un conglomerado que nos permiten ser parte de una familia.
Y mire, no se sienta mal. Si usted quiere tener una amistad bien íntima con una persona, pero esa persona no le responde. Fine. Busque otra persona. No hay nada malo en eso. Lo peor que puede pasar es que usted se frustre como que fulano no me quiere. Si fulano o fulana no te quiere, búscate a zungana que lo más seguro ella sí te quiere, búscate a melano que lo más seguro es que sí te quiere. Eso es lo mejor que hizo Dios, creó a toda una humanidad.
Pero, miren, lo voy a dejar aquí. solamente los quiero poner a pensar, a reflexionar en esa idea. Jesús nos llama a nosotros amigos, esa es la otra parte que voy a leer, y qué de Dios, qué de Dios. Cómo él es nuestro amigo y cómo nosotros somos amigos de él? Así que continuará.

Padre, te doy las gracias por esta noche que hemos podido compartir con mis hermanos y hermanas. Señor, en esta noche yo te pido que a medida que ellos se preparan para salir de aquí hoy, que tu los lleves con bien, que tu los lleves con tu dirección y que en su descanso de la noche, que tu te encuentres con ellos, que tu hables en sus sueños, Señor, y que su espíritu, su alma podrá estar receptible a lo que tu tengas que decir, y que mañana si así tu lo permites, nos concedas la fuerza, la sabiduría y la energía para poder lograr hacer lo que el día de mañana y lo que tal vez no logramos terminar hoy.
Así que, Señor, todo está en tus manos. Yo bendigo a tus hijos e hijas. Llévanos con bien a nuestros hogares, te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén y amén. Gracias, Señor. Bendiciones hermanos.
Sermón de Omar Soto

El privilegio de ser discípulo

Es un privilegio poder ser un discípulo del Señor. Yo no sé cuántos de ustedes pensarán igual, pero yo creo que es un privilegio el poder ser eso, poder ser un discípulo de Cristo. Y obviamente, cuando digo un discípulo de Cristo no me refiero a la denominación, al grupo denominacional, pero estoy hablando del concepto de discipulado genuina, que se encuentra aquí en las Escrituras y que nosotros aprendemos.
Y yo no sé cuántos de ustedes en algún momento, el algún momento en su historia, la historia de su vida, usted ha tenido un maestro, o una maestra que de alguna forma u otra transformó su vida. Y no me estoy refiriendo necesariamente a los tipos de maestros o maestras que tal vez le rompían una regla encima. No me refiero a ese tipo de maestros. Sino que más bien me refiero a un maestro, una maestra que verdaderamente hizo la diferencia, marcó su vida, sea ya por su ejemplo, sea ya por su estilo de enseñanza, o sea por el mero hecho de que tomó en algún momento un tiempecito para sentarse con usted y llevó la milla extra.
Pero yo puedo pensar o puedo entender que la mayoría de nosotros sí hemos tenido personas así, que los recordamos y podemos traer a memoria esos momentos que uno dice, como que guau, si no hubiese sido por este maestro, o esta maestra que me dijo aquello, me dijo lo otro, quién sabe dónde yo hubiese estado ahora.
Yo por mi parte, yo puedo decir que sí, yo he tenido maestros, he tenido pastores, he tenido mentores. Y yo recuerdo a uno de mis pastores, que yo puedo decir que tengo tres pastores que han hecho la diferencia en mi vida. Obviamente uno de ellos es el pastor Roberto y él lo sabe, yo se lo digo, y no es por lamberle el ojo consta, pero yo se lo digo porque es la verdad. otro de los pastores que yo he tenido es el pastor Rafael Osorio, que él está en una iglesia bautista aquí en la ciudad de Springfield, en Massachusetts.
Pero uno de los pastores que más yo recuerdo en mi vida, es el pastor Samuel Caravallo, él fue el primer pastor que yo tuve en Puerto Rico. Y la razón por la cual yo recuerdo a este hombre, no era tan solamente por su dinamismo en su estilo pastoral, sino más bien es por lo que él hacía después de ese rol pastoral. Este pastor era mi entrenador de atletismo cuando yo estuve en mis años de escuela superior. Y yo recuerdo que siempre, de lunes a viernes, después que se acaba la escuela, él nos montaba en la guagua, en el bus, y nos llevaba al parque del morro, allá en la punta de San Juan, en Puerto Rico.
Y era allí en el morro donde él nos mandaba a correr, a darle vueltas al morro, subiendo y bajando colinas y respirando todo el salitre que salía del mar. Y una de las cosas que más yo recuerdo de él, mis hermanos, que más memorable era para mí, era que cuando nosotros nos cansábamos, que ya no podíamos correr, él había veces que venía y se paraba al lado de nosotros y empezaba a correr a lado de nosotros y nos decía: “tranquilo, respira, concéntrate y sigue corriendo”. Y tenía que seguir corriendo. Y después al final, cuando resumíamos la práctica, él se sentaba con nosotros, mientras nosotros hacíamos nuestra estiramiento de flexibilidad y cool down, él nos hablaba, él encarnaba lo que era la Biblia en nosotros. Usaba precisamente esas experiencias de entrenamiento, el sufrimiento que uno pasaba, los dolores de cabeza que uno pasaba, utilizaba eso y traía a la luz verdades bíblicas para enseñarnos a nosotros en esos momentos.
Yo creo que eso es una de las razones por las cuales yo recuerdo tanto esta persona. Y lo estimo aún hasta el día de hoy. Y si él me estuviese viendo por el Internet también se lo dejo saber que, pastor Caravallo, usted sigue siendo un ejemplo en mi vida aún hasta el día de hoy. Y si estoy aquí es por usted también, y por eso le doy gloria a Dios también.
Pero la razón por la cual menciono esto, mis hermanos, es porque de eso uno aprende lo que es un discipulado genuino. Mire, hay una diferencia bien grande entre ser un estudiante y ser un discípulo. Un estudiante es la persona que llega a la clase, se sienta, hace su tarea, lee los libros, hace uno que otro comentario en la clase y ya. Pero el discípulo es el que además de hacer eso, busca aprender mucho más allá de lo que un libro puede enseñar, busca estar en contacto con el maestro, la maestra. Si tiene una pregunta o una duda, va directamente donde el maestro y quiere sacarle información directamente de él o de ella, porque no se conforma con lo que recibe sentado en un pupitre, sino que necesita tener esa conexión directamente con el recurso de información que está impartiendo esa clase. Eso es lo que define un verdadero discípulo.
Es más, yo podría decir que un verdadero discípulo es esa persona que hasta está tan y tan afinado con su maestro, su maestra, que le conoce tan y tan bien, que es capaz de terminar sus oraciones antes de que las termine. Y saben, en la Biblia hay un ejemplo acerca de este tipo de discipulado, que es muy importante, y es muy para cada uno de nosotros. Es importante para aquellos que se han graduado de sus discipulados como también para el resto de todos nosotros en nuestra vida cristiana. Porque sea que usted esté tomando una clase de discipulado o no, el mero hecho de que usted esté aquí, usted se convierte en un seguidor de Cristo, en un discípulo de Cristo. Usted es un alumno del Señor Jesús.
Y cuando yo miro la Biblia, la Escritura, uno de los mejores ejemplos de discipulado que yo tengo se encuentra en el libro de Juan, y quisiera que vayan ahí conmigo, al Libro de Juan, capítulo 15. yo diría que esto es una de mis partes favoritas de toda la Biblia, los capítulos del 13 al 16 del libro de Juan, del Evangelio de Juan, es una de mis partes favoritas. Y la razón por la cual digo esto, es porque aquí es uno de los pocos momentos donde nosotros vemos que Jesús se abre como un libro y comienza a compartir con sus discípulos los secretos más íntimos del Reino de Dios.
Es aquí, en estos capítulos donde Jesús se atreve a quitarse su bata y amarrarse una toga y lavarle los pies a sus discípulos, algo que no lo hubiese hecho en algún otro contexto. Pero en ese nivel de intimidad con sus discípulos, lo hizo. Fue en ese nivel de intimidad donde Jesús logró identificar la persona quien lo iba a traicionar, y fue en ese nivel de intimidad donde Jesús vertió todas las verdades del Reino de Dios para que sus discípulos lo pudiesen entender, lo pudiesen conocer, lo pudiesen saber y supiesen cómo vivir a la luz de esto. Juan, capítulo 15, vamos a comenzar a leer desde el verso 4, dice así:
“…Permaneced en mí y yo en ustedes. Así como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes si no permanecen en mí. Yo soy la vid y ustedes son los pámpanos. El que permanece en mí y yo en él, este lleva muchos frutos, porque separados de mí nada pueden hacer. El que en mí no permanece será echado fuera como pámpano y se secará y lo recogen y los echan en el fuego y arden. Pero, si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y les será hecho...”
Cuántos de ustedes pueden decirle amén a esa parte de la Biblia? Cuántos de ustedes le pueden amén a la parte que dice, si permanecen en mí y mis palabras en ustedes? Ah, okay, los voy a coger ya mismo.
Miren, mis hermanos, cada vez que nosotros leemos esto, para mí estos versos me son bien reveladores. Porque cuando yo oigo a Jesús decir, “pidan todo lo que quieran y le será hecho”, eso es una oferta bastante generosa, ¿verdad? Eso es una oferta muy grata, muy digna. Le da a cualquier persona como que un sentido de estímulo. Pues, espérate, vamos a pensar entonces qué puedo pedir aquí?
Cuando uno ve la dinámica que Jesús tenía con sus discípulos en estos momentos, que Jesús les estaba dando a conocer estos secretos. Eso que Jesús dijo ahí es un secreto y se lo estaba dando a conocer a sus discípulos.
Y miren, yo les puedo decir, uno de los beneficios más grandes de uno ser un discípulo, es el mero hecho de que usted pueda conocer, que usted pueda saber algo. Yo no sé usted, pero el que usted sepa algo le da a uno como que un sentido de valor, le da a uno un sentido de importancia. Es bien diferente ser una persona ignorante, que no sabe nada de la vida, y usted lo ve que anda por ahí, como que espaciado en el aire, a ser una persona que conoce cosas de la vida.
Una persona que tiene conocimiento de distintas etapas de la vida, es una persona que vive con un sentido de estima fuerte, alto y seguro y segura de sí mismo y de sí misma. Solamente porque conoce algo. Miren, yo les cuento una historia. Aquí en la iglesia hay un hermano que se llama Tonio Díaz, tal vez alguno de ustedes no lo conocen, pero el hermano Tonio Díaz, cuando yo compré mi primera casa en Randolph, la cocina se tenía que renovar por completo. Era un desastre esa cocina, yo sabía que estaba comprando una casa que iba a necesitar remodelación. Pero obviamente yo no sé remodelar y no teníamos el presupuesto para pagarle a alguien. Así que el hermano Tonio me dijo, “Mira, yo te voy a ayudar.” Y yo, “Pero, Tonio, si yo no sé ni cómo trabajar con una caladora y tu me vas a ayudar a mí? No te apures”
Él se tomó dos semanas de vacaciones. Obviamente él es dueño propio de su trabajo, so él se tomó dos semanas de vacaciones, y en esas dos semanas el hermano Tonio llegaba a mi casa, y él no hacía el trabajo, él me decía, “Mira, Omar, así es como se hace esto. Así es como tu tienes que medir.” Este hombre me enseñó a trabajar con una caladora, con una sierra, con una sierra de mesa. Me enseñó cómo agarrar la madera y hacerle un corte bien fino. Él me enseñó a cómo poner gabinetes, cómo poner los countertops. Él me enseñó a cómo hacer plomería de fregadero. Él me enseñó a cómo tirar cables de electricidad para el counter. Él me enseñó a cómo hacer la mezcla para las losetas y cómo poner las losetas o la losa. Él me enseñó a hacer todo esto, mis hermanos, y ¿saben qué? A este hombre yo lo voy a recordar por el resto de mi vida porque sacó de su tiempo para enseñarme algo, y el mero hecho que me enseñó a mí, cuando la gente llega a mi casa, y me dicen, “Guau, Omar, que cocina tan bonita” es como que… quién te hizo ese trabajo? Yo, con un poquito de ayuda. Dios me libre, Tonio sabe que le debo mucho a él.
Pero en ese sentido, mis hermanos, cuando usted sabe hacer algo, cuando usted conoce algo, le da a usted un sentido de honorship, es como guau, yo sé hacer esto. Yo sé lo que significa esto.
Sabe otro contexto donde esto pasa mucho? En las parejas. Cuántas parejas tenemos aquí? Y las parejas que se están formando también por ahí. Miren, no hay nada más preciado para un cónyuge, sea hombre o sea mujer, que cuando está hablando con su pareja y de repente surge un tema y la otra parte, como que no está muy al tanto del tema, y uno sí sabe lo que uno está hablando, porque a mí me ha pasado con Heidi, que estamos hablando y de repente traemos un tema y ella dice, y de qué tu me estás hablando? Y yo, oh, espérate, tu no sabes este tema? Y cuando ella me dice que no, yo tengo que freezar, tengo que congelar ese momento y absorberlo. Estoy explicándole algo a mi esposa que ella no sabe, pero pasa viceversa, porque hay veces que ella me tiene que hablar de algo que yo no estoy muy al tanto, y ella también desearía freezar ese momento por horas, solamente para absorber el hecho de que yo no sé y ella me está explicando algo.
Pero, eso mis hermanos, trae un sentido de llenura, de satisfacción, el uno poder conocer y darle una información a otra persona que puede edificar la vida de esa otra persona y elevarla a un nuevo nivel. Ese conocer, mis hermanos, nos ayuda a impartirle una bendición a otras personas a nuestro alrededor.
Otro contexto que yo puedo mencionar. Cuántos de ustedes tienen buenos amigos? ¿Verdad? Cuando ese amigo le comparte un secreto, algo bien íntimo de su vida, cómo usted se siente? Verdad que usted se siente importante? Usted se siente como que guau, esta persona me está compartiendo algo muy personal. Y no es que usted va a ir ahora, como un vocero por ahí, a decirle todo lo que esta persona le compartió. No, no, pero cuando yo estoy hablando dentro del contexto de una amistad genuina, que uno valora esa confidencialidad, esa confianza que le dan a uno, el yo conocer esas cosas íntimas de esa persona, me hacen sentir importante a mí, porque estoy compartiendo la jornada de vida que lleva esa persona, y esa persona me ha compartido eso a mí para yo ayudarle, sostenerle, motivarle a lo largo de cualquiera sea la situación que compartió conmigo.
Y ese conocimiento, mis hermanos, nos da un sentido de guau, espérate, esto es importante. En la misma forma pasa con este contexto de discipulado de Jesús, en el cual Jesús está dando a conocer los secretos del Reino de Dios a sus discípulos y los discípulos entonces se quedan como que, guau, espérate, esto es bien importante. Esto me está dando a mí un nivel de privilegio que otros no tienen, porque Dios a través de Jesús está dándome a demostrar lo que él quiere hacer conmigo.
Pero, aquí viene el pero, porque mis hermanos, no todo en la vida es gratis, ¿verdad? a menos que usted vaya a Stop and Shop y se encuentre un producto que diga, compra uno y el segundo le sale gratis, ¿verdad? pero ¿saben qué?, eso no es verdad, porque lo que están haciendo es reduciendo el precio y más o menos lo están haciendo mitad y mitad. Se supone que se rieran ahí.
El asunto es este. Miren cómo dice esto. “Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan todo lo que quieran y les será hecho.” Verdad, que suena bien bonito, mis hermanos? Pero ese pedir viene con una condición, viene con un precio. Para tu poder pedir y recibir lo que anhelas y deseas en tu vida, tienes que permanecer en el Señor, tienes que permanecer, ser obedientes a sus mandamientos, a las cosas que él pide de ti.
Miren, yo les hago una pregunta. Cuántos de ustedes creen en el amor incondicional? Déjenme ver, por mano, una muestra de manos. Cuántos de ustedes creen en el amor incondicional? Okay. Cuántos de ustedes creen que el amor es condicional? Hay algunas manos que están como que no sé. Okay, déjame explicarme.
El único amor que yo conozco en el mundo entero que sea incondicional es el amor de Dios. Amén, gloria a Dios. Al menos eso lo podemos responder bien. Es incondicional en el sentido de que aún cuando nosotros éramos pecadores, qué pasó? Cristo murió por nosotros. Es incondicional en el sentido de que la salvación es por gracia y no por obras. Suena bien lindo hasta ahí, ¿verdad? pero, cuando usted decide aceptar ese amor, cuando usted decide vivir a la luz de ese amor, sigue siendo incondicional? O es una combinación de ambos? Es una combinación de ambos, mis hermanos.
Qué pasó con los diez mandamientos? Qué eran los diez mandamientos? Eran una muestra del amor incondicional de Dios? Es más, el mero hecho de que Dios diga, si tu quieres experimentar mi bendición no puedes tener ningún otro Dios sino yo, todo tu amor es para mí. Eso suena incondicional? Eso es un amor bien condicionado. Y con unas expectativas bien claras y bien marcadas.
Saben que de los diez mandamientos a lo largo de toda la Escritura hebrea del Antiguo Testamento surgieron alrededor de 600 y pico de leyes que salen a la luz de los diez mandamientos y el pueblo de Israel se regía por esos 600 y pico de leyes. Pero en la persona de Jesús, claro está, esas leyes fueron, como quien dice, consumadas en la persona de Jesús y ahora Jesús se convierte en nuestra ley. Nosotros vivimos de acuerdo a lo que Jesús pide de nosotros.
Pero como quiera, sigue siendo un amor condicional. Es más si sigo leyendo un poquito más adelante. Miren el verso 12, cómo dice?
“… Este es mi mandamiento que ustedes se amen unos a otros como yo les he amado. Nadie tiene mayor amor que este que uno ponga su vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo os mando…”
Miren, les voy a contar un chiste. Hoy estoy medio jocoso con chistes yo. Mi hijo Lucas está en esa etapa de la vida donde a todo le pregunta, are you my friend? Eres mi amigo? Lucas y yo estábamos jugando con uno de sus trencitos hace poco en la sala de la casa, y obviamente tenemos dos trenes. So él, bien contento, cada vez que yo le digo, vamos a hacer el trencito? Uf, él se luce y “Okay, papi, this is your train, this is my train.” Y él a mí me da el tren que corre más lento. Así que montamos la pista de Thomas Train, la montamos y él cada vez que él me dice, “Papi, hazlo así” es porque él quiere que el trencito pase por debajo, como si fuera un puente. So, yo tengo que hacerme el ingeniero y el arquitecto y hacer el tren de tal forma. El asunto es que cuando estamos corriendo los trenes, como el tren de él se mueve más rápido, pues, alcanza al mío y entra a chocar. Entonces él me dice, “No papi, no puedes chocar”, y él quiere coger el trencito y sacarlo. Y yo le digo, “No, pero Lucas, we’re sharing, we’re sharing.” Y es como que se empieza a molestar. Okay, él lo coge y lo pone al frente y cuando vuelve y da la vuelta pues choca con él. “No papi, estás chocando.” La cosa es que mi chico se molestó. Y va allá a donde su mamá y le dice, yo lo oigo desde acá de la sala, y le dice, “Mami, papi is not sharing.” Digo, “mami, no te apures, todo está bajo control.”
El asunto es, miren qué estratega es mi hijo. Él molesto, con chu, se sienta en el piso, justamente al lado de la pista del tren. Y cuando ve que mi tren va pasando, lo coge y lo saca, y dice, “You’re not my friend any more.” Pero ven acá. O sea, primero que nada yo no le enseñé eso, consta, y lo segundo que yo me digo, miren que interesante que hasta la niñez en esa etapa pueden desarrollar un amor condicional. En el sentido de que si jugamos, tienes que jugar de acuerdo a mis términos. Y yo estoy seguro que muchos de ustedes aquí cuando estaban en la escuela elemental, si alguno de sus amigos no jugaba de acuerdo a sus términos, usted le decía, “ah, no te voy a hacer caso, tu no eres mi amigo más.” O me equivoco? No, todos ustedes son unos santitos, claro.
Pero el asunto es, mis hermanos, esto de lo cual yo les estoy hablando, se basa en un amor, mis hermanos, que tiene sus condiciones. Una pareja, mire, si alguien aquí, si una de las parejas aquí viene y me dice, “Ay, pastor, yo amo a mi esposo o a mi esposa incondicionalmente”, mmm… y digo esto con mucho respeto, mis hermanos, consta. Pero de todo lo que yo he visto, si usted coge un vaso lleno de agua y lo empieza a verter en otro vaso, y no hay nada que llene este vaso de agua. Qué va a pasar con ese vaso? Se va a vaciar en algún momento.
So, ese amor tiene una condición, yo te amo, pero espero recibir tu amor para atrás también. No esperes que yo te esté lavando los calzones, planchándote la ropa, haciéndote comida todo el tiempo si tu no vas a hacer algo por mí en algún momento. Amen.
Ahí se movió el Espíritu Santo, yo lo sentí. Jesús está haciendo lo mismo en este contexto, mis hermanos, de lo que es el discipulado, y un discipulado genuino, es un discipulado que está basado en amor, que está basado en una intimidad, en una afinidad que Jesús tenía con sus discípulos y que él quería que sus discípulos lo tuvieran con él.
Cuando Jesús le estaba diciendo a sus discípulos, miren, ya yo no los voy a llamar más siervos, los voy a llamar amigos, porque el siervo no sabe lo que está haciendo el dueño o el padre, pero el amigo sí lo sabe. Miren, yo sé que muchos de nosotros, hay veces que nuestro vocablo religioso, decimos, ah, no, si yo soy un mero siervo humilde del Señor. Miran, amén, somos todos siervos del Señor, pero si usted me dice, yo prefiero decir, yo me considero un amigo de Dios y antes que eso me considero un hijo de Dios. Prefiero ser un hijo, y después un amigo y después un siervo. Si usted me pregunta mis prioridades yo las pondría así: prefiero ser un hijo primero, después un amigo y después un siervo. Por qué? Por el mero hecho de intimidad, de cercanía que uno puede disfrutar con Dios.
Y es una cercanía que el Señor no las quiere dar a todos nosotros, pero hay veces que nosotros somos un poco medio testarudos y queremos que dar frutos fuera de la vid. Nos creemos que por nuestra propia cuenta podemos hacer todas las cosas y miren, sí, si usted ve la vida por ahí, hay cosas que la gente logra alcanzar por su propia fuerza. Pero lo hace como quien dice, hasta cierto nivel. Pero cuando uno tiene a Dios por el lado, yo te digo, las posibilidades son mayores entonces, son ilimitadas.
Y miren, yo les digo, mis hermanos, esto que Jesús le estaba diciendo a sus discípulos de permanecer en él, no se los estaba diciendo por decirlo, se los estaba diciendo en un momento bien importante. Jesús está hablando de esta intimidad con sus discípulos momentos antes de ser arrestado. Y él le estaba diciendo, ustedes tienen que permanecer en mí, en mis enseñanzas porque Jesús sabía que al momento que él fuera arrestado, sus muchachos se iban a escandalizar. Y ahora qué hacemos? Nuestro maestro, nuestro líder, nos lo han quitado, lo quieren matar. El líder que nosotros pensábamos que iba a restaurar todo Israel, ahora de repente no se encuentra.
Él sabía que sus muchachos iban a salir corriendo cada cual por su lado. Y por esa misma razón, el Señor les estaba diciendo, mira, ustedes tienen que permanecer en mis enseñanzas, en mi palabra. Si ustedes verdaderamente quieren demostrar que me aman, tienen que permanecer ahí.
Miren, yo les digo algo muy revelador, mis hermanos, yo ahora estoy trabajando con un libro, estoy leyendo un libro, que habla acerca de lo que es la generación, la filosofía, el idealismo desde una generación postmoderna. Y eso es algo bien difícil de explicar pero en la noche y en una forma bien resumida. La generación postmoderna se describe por el mero hecho de que no creen en una verdad absoluta. Y con eso me refiero, una persona que si usted le dice, Cristo es el camino de la verdad y la vida, esa persona te va a decir, “Hm, eso es lo que tu te crees, pero no es lo que yo necesariamente creo.”
Nosotros decimos que Jesús es el único camino, la mente postmoderna dice, hay muchos caminos para llegar a Dios. Esa es la generación en la cual nosotros estamos viviendo ahora. Gente, miren cómo va la cadena, que al no creer en una verdad porque no tienen esa verdad entonces su identidad personal está abierta a cualquier otra verdad que venga por ahí y si esa identidad está abierta a cualquier tipo de influencia, mire, eso significa que la identidad de esa persona va a estar insegura en todo tiempo, porque un día va a creer una cosa y otro día cuando salga la nueva Pompeya, ah, pues vamos a creer esto ahora. Y cuando salga la nueva moda de ropa, pues, ah, pues ya no me gusta el pantalón hasta los tobillos, ahora me quiero poner el pantaloncito pegado de cuero para que se me vea lo poquito que tengo.
Así es como piensa la gente en esta generación. Así que, lo tanto cuando uno está diciendo estas palabras, guau, mira, sí, yo quiero pedir lo que yo quiero, pero me están dando una condición, la generación postmoderna va a decir, por qué yo voy a vivir de condiciones? No. Yo pongo mis propias condiciones y se empeñan en eso, en poner sus propias condiciones.
Por qué estoy diciendo eso, mis hermanos? Porque hoy día, más que nunca, esto que Jesús nos está diciendo presenta un reto bien grande para nuestras vidas. Que para uno poder ser un discípulo, una discípula bien genuino, bien claro, bien real, al tuétano, uno tiene que saber cómo enfrentar estas cosas que van a tratar de contradecir lo que nosotros creemos. Una generación postmoderna tal vez le hubiesen dicho a Jesús como que, y por qué yo tengo que permanecer en lo que tu estás diciendo, lo que tu me estás pidiendo? Por qué no puedo creer en lo que este otro mengano por acá me está diciendo, que suena más fácil que lo que tu me estás proponiendo?
Pero no, mis hermanos, nosotros somos esa generación que permanece fiel a lo que el Señor Jesús manda de nosotros. Porque hemos visto que él es esa verdad sólida, es ese eje donde todas las demás cosas se agarran y si uno se sale de ahí, como está bien diciendo el texto, “… si tu eres un pámpano que quiere vivir fuera de la vid, qué te va a pasar? Mira vas a terminar como una pasita de arrugada, sin fruto, sin sabor y sin nada. Pero si permanecemos conectados a lo que él es, lo que él significa, tu vida va a llevar un fruto bien grande, mis hermanos.
Y es por eso que yo comparto esto con ustedes, de ese privilegio que nosotros tenemos, mis hermanos, de poder ser llamados discípulos del Señor Jesús. Primero que nada tenemos un acceso directo al Padre. Miren, cómo Jesús dice en el capítulo 14. Déjenme leerles esto rapidito. En el capítulo 14, verso 12 dice:
“…De cierto les digo, el que cree en mí, las obras que yo hago, él también las va hacer y aún mayores porque yo voy al Padre y todo lo que le pidan al Padre en mi nombre, yo lo haré para que sea glorificado a través del Hijo…”
Y otra vez enfatiza, todo lo que pidan en mi nombre subráyelo, él dice, lo haré. Pero para nosotros poder vivir a la altura de ese secreto, tenemos que ajustarnos a lo que él está pidiendo. Y lo bello de todo esto, mis hermanos, es que eso no es un proceso que lo vamos a hacer nosotros solos por nuestra propia cuenta o por nuestra propia fuerza o por nuestra propia intuición, por decir algo más místico, sino que es algo que viene de la obra de Dios a través del espíritu en nosotros.
Miren cómo dice también, más adelante en el verso 14:
“… El que me ama, mi palabra guarda y mi Padre le va a guardar a él y vendremos y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras y la palabra que ustedes han oído no es mía sino que es directamente de Dios y yo les he dicho estas cosas estando con ustedes, pero el consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él les enseñará todas las cosas y los recordaran todo lo que yo les he dicho…”
Miren la obra del Espíritu Santo que nos ayuda en todo este proceso, mis hermanos. No nos deja solos cuando él vaya a ser quitado, sino que él está ahí a través del Espíritu Santo como una presencia viva, tangente en nuestro ser que nos ayuda a nosotros poder conocer qué es lo que Dios tiene para nuestras vidas.
Cada vez que cantamos esa canción Rey de gloria, que decimos quién es ese Rey de gloria. Que me persigue con su amor. Me asombran sus palabras, susurrando en mi interior. Y miren, cómo dice: mi conciencia me recuerda que necesito su perdón. Él es el Rey de gloria que me lo ofrece hoy. O sea, estas palabras son tan profundas, mis hermanos, porque reflejan precisamente este dinámica de cómo el Espíritu Santo a través de distintos eventos, momentos en nuestra vida, está como manteniéndonos on check, manteniéndonos on check de qué es lo que Dios quiere, pide y demanda de nosotros. Recordándonos cuáles son sus propósitos para nuestras vidas.
Qué mejor privilegio podemos tener que ese? Un acceso directo al Padre, los misterios que él tiene en su corazón para cada una de nuestras vidas y que no son misterios que se quedan en uno nada más, sino que nos mueven a compartirlos con otros también. Y que es una obra que en una forma misteriosa se opera a través del Espíritu Santo morando en nosotros.
Y por último, mis hermanos, el mero hecho de que Jesús nos llame amigos. Óigame, yo le doy gracias a Dios por los amigos íntimos que yo tengo, de verdad. la vida pastoral puede ser un poquito medio solitaria, en el sentido de que uno siempre tiene como esa tendencia de guardar su vida personal, su privacidad. Pero yo le doy gracias a Dios por amigos íntimos con los cuales uno puede decir, Mira, podemos ir a tomarnos un café? Vamos, como no. Y nos sentamos, hablamos, hacemos chistes y soltamos las cosas que tiene uno por dentro. Por qué? Porque yo sé que ese amigo no va a, como quien dice, a, “tu, que eres pastor, cómo va a ser”.
Mire, si yo empezara a compartir algunas de mis intimidades que yo tengo, la mitad de ustedes saldría corriendo de aquí. Pero no voy a pensar, yo no soy tan malo por favor, yo soy un hombre en proceso, igual que todos ustedes. Pero ahí es donde yo veo, mis hermanos, la validez de poder tener un amigo, una amiga, una persona en quien uno pueda confiar. Y eso lo digo con mucho cuidado porque tal vez algunos de nosotros hemos sido traicionados por alguien que nosotros considerábamos que era un buen amigo, una buena amiga, y son cosas que pasan. Pero no es la última Coca Cola en el desierto tampoco.
Dios tiene personas a nuestro alrededor. Y mire, al decir esto, yo no me estoy refiriendo que todos nosotros vayamos a ser un billete de cien para todo el mundo. Yo no puedo ser amigo íntimo de todos ustedes ni ustedes lo pueden ser de mí. Pero sí, como Jesús, que Jesús tenía sus círculos concéntricos de amistades, aún dentro de los mismos discípulos. Él tenía sus 12 discípulos pero solamente con 3 de ellos se iba aparte a orar, y solamente uno de ellos podía recostar su cabeza en el pecho de Jesús.
So, yo aprendo. Eso para mí es bien revelador del mismo Jesús, de que uno tiene que tener sus niveles de amigos. Y no es que uno no quiera más a unos que al otro, pero es que es así. Es así. Todo esto lo estoy compartiendo con ustedes, mis hermanos, para que podamos sacarle verdadero valor a esa dinámica de discipulado en la cual nosotros estamos. Sí, discipulado a través de las clases que se dan, pero discipulado al nivel de que Jesús es nuestro maestro, de que Jesús es ese amigo que quiere compartir los secretos que él tiene en su corazón para con cada uno de nosotros. Que son secretos que pueden transformar nuestra vida, son secretos que pueden movernos a nuevos niveles, son secretos, mira que sí nos van a confrontar en algún momento y nos va a jalar las orejas, y como que no.
Yo tengo aquí en la iglesia un amigo personal que en varias conversaciones me ha hecho eso. Me ha jalado las orejas, y me lo ha hecho con toda confianza y yo lo respeto por eso. Pero en la misma forma yo lo hago con él también. Y así mismo Jesús lo hace con cada uno de nosotros, mis hermanos. Él quiere sacar lo mejor de usted. El Señor quiere sacar lo mejor que está en ti porque él sabe lo que ha puesto en ti. Él sabe lo que él ha hecho en tu vida. Y es por eso que él quiere que tu veas el privilegio de lo que es ser un discípulo de él.
Así que yo los invito, mis hermanos, vamos a ponernos de pie y vamos a terminar, reflexionando en esto. La única manera de nosotros poder disfrutar de todas las cosas que yo les he dicho, es teniendo una relación estrecha con el Señor Jesús, es la única forma en la cual lo podemos disfrutar, mis hermanos. Si usted no permanece unido a esa vid, el disfrute va a ser a medias, va a ser como el disfrute de las multitudes, porque las multitudes le sacaban beneficio a Jesús sea como sea. Había milagros que se hacían aquí y allá, pero eran cosas bien esporádicas. Pero si usted quiere el beneficio total, no tan solamente de esas bendiciónes que puedan ser esporádicas y superficiales sino también de tener esa conexión íntima, esa conexión directa con el Padre, la clave está en permanecer en Jesús.
Tu quieres pedir todo lo que tu tienes en tu corazón? Pídelo. Dios te lo va a dar, pero para poder llegar ahí, you need that connection, my brother and my sister, if you don’t have that, you’re not going anywhere. Guau!
Sí, vas a llegar a algún lugar pero te vas a quedar a medias. Lo tengo que decir así. Dios anhela tener esa conexión con nosotros. Así que ahí donde tu estás, yo te quiero invitar a que tu cierres tus ojos y piensa en la etapa en la vida en la cual tu estás ahora mismo, piensa lo que Dios ha hecho por ti, los años pasados, lo que él está haciendo ahora, lo que él puede hacer, lo que él va a hacer.
Y Señor, ahora mismo, nosotros dirigimos nuestros pensamientos a ti, Señor, dirigimos nuestro corazón a ti. Gracias por esta palabra a la cual hemos sido expuestos, porque es una palabra de vida, Señor, que transforma nuestro ser. Gracias porque a través de ti, Jesús, tenemos un acceso directo a Dios, a los secretos, los misterios, los deseos que están su corazón. Y porque a través de tu Espíritu Santo nosotros podemos recibir ese tipo de llenura que proviene tan solamente de ti. Y gracias por el mero hecho, Señor, de que tu nos llamas amigos, tu nos llamas amigos, Señor Jesús. Al abrir tu corazón y compartir las cosas que están en ti y con nosotros, tus nos llamas amigos, y te mueves, mi Dios, a ese nivel de intimidad con nosotros.
Padre, yo quiero orar por mis hermanos y hermanas, Señor, si tal vez alguno de ellos se siente que tal vez se ha alejado un poco de la vid, que tal vez ha querido tratar de dar fruto por su propia cuenta, y estas palabras están trayendo esa conciencia, activándola y trayendo un sentido de convicción, Señor. Yo te pido que a cada uno de esas personas, dondequiera que se encuentren, que puedan ahora mismo, en este momento, Señor, restaurar esa conexión contigo, Señor.
Tu eres un experto en hacer injertos así que si tienes que hacer un injerto una vez más en la vid para que esa persona pueda dar el fruto que tiene que dar, Padre, tu tienes el poder para hacerlo. Padre, y si hay alguien que no ha conocido ese amor, si hay alguien que no sabe lo que es estar, aunque sea conectado a la vid, yo te pido que esta tarde sea un momento donde se pueda dar esa conexión, Señor, que hoy tu abras los cielos, mi Dios, y deposites sobre ese hombre, sobre esa mujer, sobre ese joven, esa convicción de lo que tu amor puede hacer en medio de su vida, Señor.
Yo les entrego en tus manos, a cada uno de mis hermanos y hermanas, Señor, a nosotros como iglesia, Señor, queremos permanecer en la vid, queremos permanecer contigo, Señor, en tus mandatos, en tus enseñanzas para poder dar el fruto que tu quieres que nosotros demos.
Ayúdanos, mi Dios, somos seres imperfectos. Ayúdanos y que nosotros podamos salir de aquí con esa convicción, con esa certeza, Señor, de que tu estás con nosotros, de que tu caminas con nosotros, que tu eres quien nos anima a lo largo del camino, que tu eres quien nos consuela, quien nos levanta, quien nos corrige, quien nos sana, quien nos restaura y que nos enseñas el camino en el cual debemos andar.
Yo bendición a cada uno de mis hermanos y hermanas aquí en esta tarde y sobre todos y cada uno de nosotros, Señor, derrama tu bendición. La anhelamos y la deseamos y te damos las gracias por ese privilegio de poder ser tus amigos, de poder ser tus discípulos, Señor, en este mundo en el cual vivimos. Te amamos, Señor, y te bendecimos por tu Hijo Jesús, amén y amén.
Gracias Señor
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Sermón de Omar Soto

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