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12 de septiembre de 2011

Se ve el camino al andar

“—Yo estaré contigo —le respondió Dios—. Y te voy a dar una señal de que soy yo quien te envía: Cuando hayas sacado de Egipto a mi pueblo, todos ustedes me rendirán culto en esta montaña.”
Éxodo 3:12 (Nueva Versión internacional)
Cuando Moisés fue llamado a servir al SEÑOR él tenía un cuestionamiento muy válido. Cómo un hombre de aproximadamente 80 años iba a ser el caudillo que libertaría al pueblo de Dios del yugo del faraón, cuyo imperio era de los más poderosos de la época. A lo que el SEÑOR le respondió todo lo que necesitaba saber, -Yo estaré contigo-. La presencia del El Dios Todopoderoso era lo que Moisés necesitaba, pero aún así Dios le dio una señal adicional por si le quedaba alguna duda. Quizás Moisés esperaba cómo señal millones de ángeles apareciendo del cielo para pelear por ellos, o que el SEÑOR apareciera armamento más sofisticado que el de la época y carros de hierro listos para enfrentar a los egipcios. O la noticia de que el SEÑOR había contratado mercenarios de un país lejano para exterminar a faraón y su imperio. Pero, no fue así. La señal que “Yo Soy” le dio a Moisés fue: Cuando hayas sacado al pueblo de Egipto sabrás que Yo te envié.
Es decir, Dios le dijo a Moisés: Si te matan en el camino o si eres encarcelado por los egipcios entonces Yo no te envié. Si no liberas a los irrealistas entonces Yo no te envié.
Y es que así es la fe. En ocasiones nos gustaría que el SEÑOR facilitara las tareas que nos ha enviado a hacer de una manera “mística”, O con señales más reales para nuestros ojos naturales que para los ojos de la fe. Olvidando que aquellos que hemos nacido de nuevo vivimos por fe, no por vista (2 Corintios 5:7). En el camino de la fe se hace el camino al andar. Primero se cree la palabra de Dios, se avanza y luego se ve el camino. Dios anhela que creamos Sus palabras y Sus sueños por el solo hecho de que Él lo ha dicho, no precisamente porque en ese momento nuestros ojos naturales le puedan ver.
Si al igual que Moisés ha habido cuestionamientos en tu corazón respecto a que si lo que Dios te ha mandado hacer es real o no, hoy te digo esto: Si Dios te ha enviado ya es una realidad en el Reino de los Cielos, y todo lo que necesitas es Su presencia acompañándote. Avanza y no seas incrédulo.

Pues en el camino de la fe, se ve el camino al andar.

Autor: Richy Esparza

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