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15 de septiembre de 2011

Lecciones que aprendí de papi... en la carretera


anecdota lecciones de manejo papa johanna torres
Mi primera experiencia al volante fue, para serte honesta, algo aterradora. Salía del Departamento de Vehículos de Motor de Hato Rey, en Puerto Rico, con mi nueva licencia de aprendizaje en mano y orgullosa de haber pasado el examen escrito. El susto vino, cuando mi papá y yo llegamos a su Gran Torino azul en el estacionamiento. "Aquí están las llaves. Tu manejas", me dijo él. "¡Pero si yo no sé!", le respondí. "¡Algún día vas a tener que aprender!", me dijo sonriendo. Me temblaban las piernas. Se me secó la boca.

Saliendo de allí, mientras esperaba en una luz roja, me da otro carro por atrás. Por poco ahí acaba esta historia. Afortunadamente, papi estaba conmigo, para enseñarme desde ese primer día todo lo que necesitaba aprender para defenderme en la carretera. Viéndolo a él he aprendido qué hacer y qué no hacer mientras estoy al volante:

1. Dile adiós a los miedos, y hola a la precaución. De nada te sirve darle paso a los nervios. Sentirte confiada y tranquila es necesario para evitar muchos de los más comunes errores en la carretera. Practicar las medidas de precaución te llevará más lejos en el camino.

2. Después de manejar un auto de gran tamaño, manejar y estacionar, uno más pequeño, es fácil.

3. Al manejar, papi siempre ha dicho jocosamente que es un "hombre de milímetros". (Ésa puede llegar a ser la distancia entre el carro que conduce y el de al lado). De él aprendí a no hacer lo mismo, sino más bien a dejar mucho más que milímetros de distancia, para evitar rallazos, sustos y malos ratos.

4. No puedes controlar las acciones de otros, pero si puedes controlar las tuyas. Estar alerta, enfocada en la carretera y pendiente del tráfico a tu alrededor, son claves para manejar a la defensiva. Vale la pena que por esto te mantengas lo más alejada posible de los malos conductores a tu alrededor.

5. Pasa las llaves. Luego de una noche de fiesta, si has bebido, ten un conductor designado que pueda llevarte segura a la casa.

6. De vez en cuando, escoge la ruta panorámica. Papi nunca tenía miedo de perderse, por eso disfrutábamos explorando rutas nuevas para conocer la isla. Mis recuerdos de la infancia están llenos de estos momentos de paseo con la familia y dejándonos llevar a donde papi quisiera.

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