Cosas maravillosas..

1 de Juan 3-22

“Y cualquiera cosa que pidiéramos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de él”

Cuando sentimos depresión existe un peso en el cuerpo. Ya sea por falta de perdón, heridas abiertas, el corazón contrecho por injusticia de los hombres, el alma quebrantada, debilidad impaciencia etc. Es algo humano y todos pasamos por momentos de angustia, agobio y tristeza.

La diferencia está en que unos lloran y patalean pero tienes límites de agobio, mientras que otros continúan en ese estado y se enferman porque no paran, se amargan porque no perdonan, se golpean contra la realidad porque no la aceptan, se hunden en los errores porque no toman decisiones.

El enojo no puede ser tu controlador, la depresión tampoco. Levántate y haz una lista de lo que esperas en tu vida. Recoge esas metas que dejaste tiradas, lee la biblia que es la palabra del Dios mismo, ora en todo momento y fortalece tu espíritu en Cristo, él l refugio, fortaleza el Dios en quien cofia mi ser.

Si te hicieron mal, no pagues igual, no maquines maldad porque eso aleja tu bendición, Dios nos manda a amar a nuestros enemigos. Sí, es claro que no es sencillo pero por lo menos tengamos la voluntad de perdonarlos, porque Dios hace el resto y nos asegura que ellos ya tienen su recompensa.

Aprovecha el obstáculo para acercarte a Dios y levántate para respirar un aire de libertad. Dios te guardara, y te dice no temas que él a tu lado esta y es más fuerte que tu problema. Te da las armas para vencer. Nada hay superior a tus fuerzas, tu puedes superarte porque la prueba no es algo que no podamos resistir. Que el presente tormentoso no sea el estilo de vida que decidiste tener. 

Dios nos libera, es solo disponer y tomar decisiones bajo la sombra del altísimo porque tus fuerzas son frágiles y perdonar se convierte en otro problema, pero con la voluntad de Dios amar a los que nos hacen daño, y orar para que sean bendecidos es más fácil. Te aseguro que tú oras por ellos y Dios les concede pero a ti te pone en lugares altos en victoria. 

Autor: Paula Andrea Vega