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17 de diciembre de 2010

Un poco de estrés no siempre hace mal: la clave es el equilibrio



    Muchas veces el trabajo es una de las principales causas del estrés, y son conocidas las consecuencias que éste puede generar en nuestra salud. Sin embargo, según un estudio reciente, un poco de estrés laboral no viene mal. Aquí te contamos por qué.
    Dolor de cabeza, dificultad para concentrarte, problemas de sueño, molestias estomacales, depresión, malestar en los músculos y/o en la espalda y mal humor. ¿Tienes o has tenido alguno de estos síntomas o conoces a alguien que los tenga? Posiblemente se trate del tan nombrado estrés.
    ¿Sabías que una de las principales causas que lo provoca está relacionada con condiciones laborales exigentes? Por eso, lo ideal sería poder elegir un trabajo que no sea muy estresante, que no nos quite el sueño ni nos genere mucha tensión, aunque un estudio reciente desarrollado por Healthy Companies International tiene una nueva hipótesis.
    Basados en una encuesta telefónica realizada con casi 500 empleados en los Estados Unidos, los investigadores detectaron que un poco de estrés podría ser positivo para trabajar. La mitad de los trabajadores considera que los niveles de tensión laboral están en su punto adecuado y un tercio de ellos afirma que no hay casi estrés en su ambiente de trabajo, mientras que sólo uno de cada tres empleados siente que hay demasiado estrés en su sitio de trabajo.
    Así, este estudio sugiere que para la mayoría de las personas el trabajar con un poco de estrés es necesario. Pero ¡ten cuidado! esto no significa que puedes sostener una vida acelerada, repleta de responsabilidades y presiones. Por el contrario, son muchas las investigaciones que demuestran los efectos nocivos que puede generar el estrés, sobre todo si se mantiene por mucho tiempo, ya que puede causar enfermedades crónicas o permanentes.
    Por eso, la clave está en encontrar el equilibrio justo –como en otros ámbitos de la vida- entre las tareas o responsabilidades que pueden representar un reto profesional frente al exceso de ellas, lo que realmente puede transformar nuestra vida en un tormento.
    Imagina que te han ascendido en el trabajo y estás muy contento con tu nuevo cargo pero eso te desvela y ya no duermes igual que antes, ¿es tensión o entusiasmo? Para diferenciar cuándo tu trabajo es estresante o desafiante, puedes tener en cuenta esta definición del Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH): “el desafío nos vigoriza psicológicamente y físicamente y nos motiva a aprender habilidades nuevas y a llegar a dominar nuestros trabajos. Cuando nos encontramos con un desafío, nos sentimos relajados y satisfechos”.
    Esto es exactamente lo opuesto a los síntomas que puede provocar el estrés, entre los cuales se encuentran:
    • Ansiedad o ataques de pánico,
    • Confusión y apresuramiento;
    • Irritabilidad y melancolía;
    • Problemas estomacales;
    • Dolores de cabeza y/o de pecho;
    • Problemas respiratorios o asma;
    • Irritaciones en la piel;
    • Necesidad de beber y/o comer en exceso, así como de fumar o usar drogas, y
    • Tristeza o depresión.
    Luego de leer este artículo, quizás puedas detectar cómo es la situación en tu trabajo, ¿te sientes cómoda/o y enfrentando nuevos retos o estás cansada/o y cada vez más desmotivada/o? Si la respuesta es esta última opción o si quieres evitarla, he aquí algunas sugerencias que puedes implementar para controlar o prevenir el estrés:
    • Recuerda que nadie es perfecto y que todos tenemos un límite de capacidad. Aprende a reconocerlo y evita sobrecargarte de tareas y responsabilidades. En lo posible, delega funciones en otros colegas o empleados.
    • Trata de descansar bien y aprende a relajarte. El hacer ejercicios de respiración puede ayudar en algún momento estresante, pero también es bueno que te tomes el tiempo necesario para realizar actividades que te calmen y te resulten placenteras. A algunos les basta con darse un buen baño relajante, otros prefieren leer un libro o ver alguna película entretenida, ¿tú qué prefieres?
    • Haz ejercicio regularmente (pero ten cuidado de no hacerlos de manera compulsiva). El practicar algún deporte o realizar alguna actividad física como yoga o caminatas también puede ayudarte a controlar el estrés.
    • Trata de alimentarte de manera sana. A veces es más fácil pedir comida rápida pero se sabe que éstas son altas en calorías y poco nutritivas. Es preferible que te lleves comida preparada al trabajo o que busques algún restaurante que ofrezca un menú con más alimentos más saludables.
    Por último, evita el tabaco, el alcohol y las drogas. Aunque pueda parecerte que alivian la tensión emocional, en realidad el depender de ellos causa más estrés porque afectan la habilidad natural del cuerpo para recuperarse.
    Si a pesar de todo esto no logras evitar los síntomas del estrés o si sientes que ya están afectando tu salud o tu forma de relacionarte con los demás, busca ayuda lo antes posible para encontrar la manera más efectiva de volver a un estilo de vida más tranquilo y saludable
    por Doctora Aliza

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