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4 de noviembre de 2011

Aprendiendo a pedir perdón

La psicóloga rocío Arocha nos dice cómo hacerlo.
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Somos seres en desarrollo y día a día vamos enfrentándonos a situaciones nuevas, diferentes, en las que estamos obligados a actuar, a decidir, a responder. No tenemos un instructivo grabado dentro de nosotros para saber cómo actuar de la mejor manera.

Algunos, hemos dedicado tiempo y esfuerzo en reflexionar sobre quiénes queremos ser y cómo queremos portarnos con las demás personas. Y tenemos entonces una idea, una guía, una escala de valores.
 
Para algunos de nosotros, es muy claro que no deseamos lastimar a otros con nuestras palabras y nuestros comportamientos. Me cuento entre ellos. Y sin embargo, lo hacemos. En medio de una conversación, de una reunión, en algún momento de un día difícil, provocado por la superficialidad o el estrés, cometemos un error. Y lastimamos a un ser querido.

El remordimiento, la conciencia de haber hecho algo que nos duele, el dolor de ser nosotros los causantes del dolor de otro, es enorme. Debemos darle un sentido. El primer sentido es aprender la lección. Reflexionar sobre los detonantes que nos llevaron a hablar sin pensar o a cometer aquella acción. El segundo es tener la humildad suficiente para pedir perdón.
 

Equivocarse es de humanos


La condición indispensable para pedir ese perdón es reconocer a cabalidad la acción cometida. Se debe elaborar un breve pero sustancioso discurso en el que, con el corazón en la mano, le digamos al otro: “reconozco que dije esto o que hice esto que te lastimó, me duele haberlo hecho y lo lamento en verdad. Me doy cuenta que me equivoqué y cargo con ello”.
 
El otro, al saber que estamos conscientes del daño cometido y que sentimos dolor sincero por ello, sabrá perdonarnos y habremos crecido en responsabilidad.
 
No dejes que tu soberbia te impida decir lo siento. Las relaciones son muy complejas y todos dañamos, sin intención, a los que más amamos, pero en ese camino de humanizarnos, de ser mejores, existe la maravillosa posibilidad de reconocer que nos equivocamos y que podemos reconocerlo.
 
Rocío Arocha
Rocío Arocha
Psicóloga de profesión y de corazón. Fundó el Instituto de Logoterapia y lo dirige desde hace 18 años. Todos los días da clases y sesiones de terapia. Es madre de tres hijos. Piensa que el amor es el mejor remedio para la salud. Su bandera es la humanización.

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