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27 de agosto de 2011

Echa tu pan sobrelas aguas



Porque despues de muchos dias lo hallarás.
Reparte tu porcion con siete, o aún con ocho, pues no sabes si tu mismo estarás mañana en necesidad. El que el viento observa no siembra, y el que mira las nubes no siega.

Por la mañana siembra tu semilla y a la tarde no des reposo a tu mano. Preserva en la siembra, pues no sabes cual semilla germinará, quizás germinen todas.
Eclesiastes 11:1-6 Encontramos el principio de la siembra y la cosecha a lo largo de toda la biblia y como un principio de vida de cada hombre y mujer usado poderosamente por Dios. La razón por la cual mucha gente, no está creciendo, ni esta disfrutando de la abundancia de Dios en sus vidas es porque no está sembrando semillas. La semilla siempre tiene que ir por delante, marcando el camino, abriendo surcos. Dios no necesita nuestro dinero, ni nuestro trabajo, ni nuestro talento; cuando El nos pide que demos algo, no es porque quiera algo de nosotros, es porque El quiere que sembremos semillas en la tierra para luego levantar una cosecha.

Si te sientes solo y triste pensando que nadie te ama, es momento de sembrar una semilla de amor en otra persona. Si estas esperando un milagro financiero, hoy puedes suplir la necesidad de alguien que no tiene nada y Dios se encargará de que tu necesidad sea suplida. No es suficiente decir, yo confio en Dios, que El suplira todas mis necesidades. Sería como un agricultor que sin haber sembrado ninguna semilla, se sienta a esperar una gran cosecha.

Dios no puede derramar nada en manos cerradas y es por eso que El nos dice: "Echa tu pan, tiralo, sueltalo…. Necesito tus manos desocupadas de lo tuyo, para llenarlas de lo mio", con algo mucho mas grande y abundante de lo que tienes hasta ahora.
Te invito a desmenuzar conmigo, la palabra de Eclesiastes 11 con el propósito, de encontrar la profunda revelación que hay en esta escritura.
Echar: La palabra hebrea es Shalak que significa: soltar, empujar, enviar, arrojar, crecer, proyectil de ataque, espada Todo en la vida tiene un propósito, aún tu semilla tiene que ser sembrada con un propósito, Job hacia un sacrificio de ofrenda todos los dias, con el propósito de que Dios guardara a sus hijos del pecado.
Cuando tu sueltas la semilla, ella se convierte en un proyectil de ataque contra el enemigo; en una punta de lanza, que abre lo que está cerrado, que alista el camino para el cumplimiento del propósito.
Pan: Lékjem en hebreo significa: alimentos, mantenimiento, sustento y provision. La raíz de esta palabra es Lakján que significa:
pelear, guerra, combate, atacar, guerrear, presentar batalla.
El pan en nuestras manos, nos sostiene y alimenta, el pan en las manos de Dios, nos da vida y vida abundante y multiplicada.

Dios le dijo a Abraham "Yo te bendeciré y te multiplicare abundante y repetidamente". Jesus se llama asi mismo el pan de vida.
Recordemos al joven que solo tenia cinco peces y cinco panes, para el sustento de su numerosa familia, cuando el decidio ponerlos en las manos de Jesus, nunca imagino que el sustento de su familia, seria la base para alimentar y proveer a miles de personas, y que aún sobraría para llevarle a muchas otras.

Agua: La Palabra hebrea es Zarám y su significado es borbotar, torrente del Espiritu, dicha y seguridad. El israelita se dirige a Dios, como a la unica fuente de agua de vida. Jesus habla de si mismo como el agua viva.
En hebreo la palabra "agua" se usa siempre en plural; "mayim"
corrientes de agua y las escrituras dicen que la voz de Dios, esta sobre las aguas, y el sonido de su voz es como torrente de muchas aguas.

Viento: Los vientos proceden de los cuatro puntos cardinales, en algunas ocaciones estos vientos son frescos y favorables y en otras, son secos, fuertes, y vienen provocando sequia, calor, lluvia y tempestades. Es por eso que si miramos los vientos contrarios, las circunstancias, los obstáculos, nunca sembraremos y por lo tanto nunca cosecharemos.

La decisión debe ser sembrar, teniendo en cuenta que nuestra situación actual, no determina nuestro futuro.

En tiempos biblicos una gran hambruna azotó la tierra de canaán. Las personas no tenian comida ni agua, y se veian en una necesidad desesperante, asi que Isaac hizo algo que para las personas sin visión parecería muy extraño. "y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehova". Isaac se levantó en fé, en medio de esa hambre y sembró su semilla. Dios hizo que se multiplicara de una manera sobrenatural aquella semilla, y suplió su necesidad.
Semillas: En Hebreo esta palabra es plural "semillas"
significa "semen", desendencia, estirpe, simiente de la mujer:
Jesús, que habla de destruir el poder de la serpiente; refiriéndose a la descendencia de Abraham, habla de que en su semilla serán benditas todas las naciones y familias de la tierra.

En la ley, Dios exigía, que la semilla para ser sembrada, debía, ser pura.
Levíticos 11:37 Dios El Padre, sembro su más preciosa semilla, El Hijo, para salvación de muchos, tú y yo somos fruto de esa costoza siembra.
Sembrar: Concebir, plantar, fructificar. Toda siembra va a encontrarse con la oposición del enemigo, tratando de impedir que se conciba y aún cuando alguien concibe, el va a tratar una vez más de matar ese fruto, impidiendo que caiga en buena tierra. La tierra no es buena por naturaleza, sino preparada por Dios, para su deleite (Mateo 13:3-43).
Cosecha: Multiplicación, provisión, aumento, sobreabundante gracia de Dios. En Israel la cosecha siempre estaba asociada con las fiestas, la cosecha era un tiempo para gozarse.
"y tomaréis el primer dia ramas con fruto de arbol hermoso, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos, y sauces de arroyos, y os regocijareis delante de Jehova vuestro Dios por siete dias"
Leviticos 23:40 Dios no bendice la mediocridad, en todo podemos ver el desborde de su naturaleza excelente.
· Ramas con "Fruto"
· Árbol "Hermoso"
· Ramas de "Palmeras"
· Ramas de árboles "Frondosos"
· Sauces de "Arroyos"
Quiero dejar a tu imaginación, esta fiesta de abundante cosecha, porque la cosecha siempre es multiplicativa, sea que venga de una siembra de la carne o una siembra en el espíritu, siempre será multiplicativa.
Ahora que tenemos todos los ingredientes, podemos parafrasear esta palabra con el propósito de que nuestra vida sea impactada y demos comienzo a un maravilloso ciclo llamado "siembra y cosecha".
Echa tu pan, sobre las aguas del espíritu suéltalo, lanzalo, envialo como un proyectil al ataque, presentale batalla al enemigo de tu desendencia, de tu linage, de tu fruto, suelta lo que hasta ahora te ha sostenido, arrojalo a la fuente de vida, exponlo a la voz de Dios, al pensamiento de Dios, a las deciciónes de Dios.
No mires las circumstancias, ni la necesidad en la que te encuentras hoy, no mires los obstaculos que traen los vientos, dale a Dios una medida completa, siembra, planta, abre tu mano, comienza el ciclo que colmará tu vida indefinidamente de la provisión de Dios y de su abundante gracia.
Mantente listo para concebir que un dia darás a luz, la visión, los sueños de Dios, en tu vida y en tu generación.
Siembra semillas de buena calidad, siembralas en tierra fertil, en tierra preparada por Dios, tierra en la que El se deleita, tierra que El mismo se encargará de regar con el rio de Su Espiritu y entonces un dia saldras con hermosas ramas de frondosos arboles, llenos del fruto de tu cosecha a "Celebrar delante de Dios".
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Eclesiastés 11 (Reina-Valera 1995) Reina-Valera 1995 (RVR1995) Copyright © 1995 by United Bible Societies Eclesiastés 11 1 Echa tu pan sobre las aguas; después de muchos días lo hallarás.[a] 2 Reparte a siete, y aun a ocho, porque no sabes qué mal ha de venir sobre la tierra.

3 Si las nubes están llenas de agua, sobre la tierra la derramarán; y si el árbol cae hacia el sur, o hacia el norte, en el lugar donde el árbol caiga, allí quedará.

4 El que al viento observa, no sembrará, y el que a las nubes mira, no segará.
5 Así como tú no sabes cuál es el camino del viento[b] ni cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta,[c] así también ignoras la obra de Dios,[d] el cual hace todas las cosas.
6 Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tus manos; pues no sabes qué es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno.
7 Suave ciertamente es la luz y agradable a los ojos ver el sol; [e]
8 pero aunque un hombre viva muchos años y en todos ellos tenga gozo, recuerde que los días de las tinieblas serán muchos, y que todo cuanto viene es vanidad.

Consejos para la juventud
9 Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia. Anda según los caminos de tu corazón y la vista de tus ojos, pero recuerda que sobre todas estas cosas te juzgará Dios.
10 Quita, pues, de tu corazón el enojo y aparta de tu carne el mal, porque la adolescencia y la juventud son vanidad.[f] Notas:

a. Eclesiastés 11:1 El significado de esta recomendación no es del todo claro. Un proverbio árabe utiliza la expresión echa tu pan al agua con el sentido de practica el bien, y de allí concluyen algunos intérpretes que también este v. es una invitación a realizar buenas acciones, ya que estas no quedarán sin recompensa. Otros ven, en cambio, una referencia al comercio marítimo: el autor estaría recomendando enviar el pan (es decir, los resultados del propio esfuerzo) a través del mar. Aunque esa operación es altamente arriesgada, reporta en definitiva grandes beneficios.
b. Eclesiastés 11:5 Cf. Jn 3.8.
c. Eclesiastés 11:5 La gestación de una nueva vida en el seno materno constituía para los antiguos un hecho asombroso y cargado de misterio (cf. Sal 139.13-16; Pr 30.19).
d. Eclesiastés 11:5 Así también ignoras la obra de Dios: Véase Ec 3.11 nota f.
e. Eclesiastés 11:7 La evocación de la luz solar y de la alegría que ella produce hace que este sabio, tan compenetrado de la nada de las cosas, entone, a pesar de todo, un canto a la vida.
Véase Ec 6.5 n.
f. Eclesiastés 11:10 Este consejo dirigido a los jóvenes está en consonancia con lo que el autor ha venido diciendo hasta ahora.
Si bien es cierto que todo es «vanidad», no por eso hay que cerrar los ojos a los aspectos positivos de la existencia humana, en especial a esa porción de felicidad que también es parte de la vida (cf. Ec 9.7-9), como lo son asimismo los días de las tinieblas, que nunca tardan en llegar (cf. Ec 11.8).

La bomba de agua Ilustraciones para Predicaciones Cuentan que un cierto hombre estaba perdido en el desierto, a punto de morir de sed. Cuando él llegó a una casita vieja -una cabaña que se desmoronaba- sin ventanas, sin techo, golpeada por el tiempo. El hombre deambuló por allí y encontró una pequeña sombra donde se acomodó, huyendo del calor del sol desértico. Mirando alrededor, vio una bomba a algunos metros de distancia, muy vieja y oxidada.

El se arrastró hasta allí, agarró la manija, y empezó a bombear sin parar. Nada ocurrió. Desanimado, cayó postrado hacia atrás y notó que al lado de la bomba había una botella. La miró, la limpió, removiendo la suciedad y el polvo, y leyó el siguiente mensaje:

- "Primero necesitas preparar la bomba con toda el agua de esta botella, mi amigo"

PD.: "Haz el favor de llenar la botella otra vez antes de partir."

El hombre arrancó la rosca de la botella y, de hecho, tenía agua.
¡La botella estaba casi llena de agua!
De repente, él se vio en un dilema: si bebía el agua podría sobrevivir, pero si volcase el agua en la vieja bomba oxidada, quizá obtuviera agua fresca, bien fría, allí en el fondo del pozo, todo el agua que quisiera, y podría llenar la botella para la próxima persona.

Pero eso podía no salir bien. ¿Qué debería hacer? ¿Volcar el agua en la vieja bomba y esperar el agua fresca y fría? ¿O beber el agua vieja y salvar su vida? ¿Debería perder toda el agua que tenía en la esperanza de aquellas instrucciones poco confiables, escritas no se sabía cuando?

Con temor, el hombre volcó toda el agua en la bomba. Enseguida, agarró la manija y empezó a bombear… y la bomba empezó a chillar.
¡Y nada ocurrió! Y la bomba chilló y chilló.

Entonces surgió un hilito de agua después un pequeño flujo, ¡y finalmente el agua salió con abundancia! La bomba vieja y oxidada hizo salir mucha, pero mucha agua fresca y cristalina. Él llenó la botella y bebió de ella hasta hartarse. La llenó otra vez para el próximo que por allí podría pasar, la enroscó y agregó una pequeña nota al billete preso en ella:

- "¡Créeme, funciona! ¡Necesitas dar todo el agua antes de poder obtenerla otra vez!."

Eclesiastés 11:1 nos dice "echa tu pan sobre las aguas, porque después de muchos días lo hallarás". ¿Estás dispuesto a brindar toda tu agua?

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