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16 de mayo de 2011

LOS DONES ESPIRITUALES


PROPÓSITO DE LOS DONES Establezcamos desde el comienzo de nuestro estudio, que el objetivo preciso de los dones, según podemos apreciar en una lectura general del Nuevo testamento, no es otra que el crecimiento de la iglesia “en todo” (Ef. 4:15), como “un cuerpo” que se va edificando con la ayuda mutua de cada miembro, en el ejercicio de su don o dones. Vea tambien Ef. 4:15,16. En primer lugar, el don o carisma es para bendición personal del que lo posee ( I Co. 12:7), pero no encuentra su plenitud, a menos que sea útil al cuerpo. I Co.12:12. Así que debemos sentir el privilegio de colaborar con nuestros dones al crecimiento espiritual de nuestros hermanos, porque así crece el Cuerpo de Cristo, como una iglesia gloriosa y completa a la que no le falta nada. Por ello Pablo les dice: “…procurad los dones espirituales.” I Co. 14:1. Esa es la razón por la que debemos anhelarlos. Debemos tener una sincera preocupación por descubrir nuestros dones para ponernos a servir al Cuerpo, de lo contrario, lo que hayamos recibido comenzará a marchitarse y pronto se secará definitivamente. Los dones en una iglesia son la prueba de que el Espíritu Santo está presente y que tiene vida. Pero, claro está, no son dados para que vivamos de “fiesta en fiesta” espiritual, sino para que la iglesia sea un testimonio vivo al mundo incrédulo. Si lo que hemos recibido lo guardamos para nosotros viviremos “empachados espiritualmente”, pero no estaremos “fluyendo” ríos de agua viva a quiénes lo necesitan. Tal es el propósito de los dones y su sentido último. En segundo lugar, debemos recalcar que Dios es la fuente de estos dones y que son repartidos en Su gracia como El quiere. Esto nos ayudará a estar conformes con lo que Dios nos ha dado a cada uno, y no entrar en molestas comparaciones deseando lo que otros tienen. Cuando deberiamos tomar conciencia de lo que Dios nos ha dado a nosotros, y en gratitud poner esos dones a dar fruto enseguida. En tercer lugar, lo que más interesa a Dios, y que le concierne sólo a El, es la renovación constante de la vida y presencia del Espíritu Santo en la iglesia y en cada uno de los miembros. Por ello los dones deben ser tratados en el contexto de la iglesia. Son para la iglesia. En conclusión, los dones son para la edificación de la iglesia, para que ésta pueda llegar a ser una fuerza poderosa e influyente en el mundo (Hchs 1:8). Por eso debes tomar conciencia, que tu persona y tus dones, tienen un tremendo valor en el cuerpo local de la iglesia local donde Jesús te ha puesto. No puedes excusarte, ni esconderte. “Cada uno ha recibido la manifestación del Espíritu para provecho.” I Co. 12:7. Para el cristiano sólo es posible una actitud, luego de haber recibido tanto de la gracia divina. Lo repito solo una actitud: ¡Servir! Porque Jesús dijo: “…el que pierda su vida por Mí, ¡La hallará!

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