Palabras de Inspiración: Vivir El Presente
Textos elegidos con algunas reflexiones para quienes les
resulta difícil vivir el día a día.
Nada de ‘hubiera debido’ ni de ‘si’
“Es duro vivir el presente. El pasado y el futuro siguen
acosándonos. El pasado con la culpa, el futuro con sus preocupaciones. Son
tantas las cosas que han pasado en nuestra vida con las que nos sentimos
incómodos, que lamentamos, que nos irritan, que nos llenan de confusión o, al
menos, hacia las que tenemos sentimientos ambivalentes… Y todos estos
sentimientos están con frecuencia teñidos de culpabilidad. Culpabilidad que nos
dice: ‘hubieras debido actuar de manera distinta de como actuaste; hubieras debido
decir otra cosa que lo que dijiste’. Estos ‘hubiera debido’ mantienen nuestros
sentimientos de culpabilidad sobre el pasado y nos impiden vivir plenamente en
el momento presente.
Pero aún peores que nuestras culpas son nuestras
preocupaciones. Las preocupaciones llenan nuestra vida de ‘¿qué pasaría si?’ :
‘¿Qué pasaría si perdiera mi trabajo?, ¿qué pasaría si mi padre muriera?, ¿qué
pasaría si faltara el dinero?, ¿qué pasaría si la economía se hundiera?, ¿qué
pasaría si estallara una guerra?’. Todos estos ‘si’ pueden saturar hasta tal
punto nuestra mente que nos hagan ciegos para las flores del jardín y la
sonrisa de los niños en la calle, o sordos a la voz agradecida de un amigo.
Los enemigos reales de nuestra vida son los ‘hubiera debido’
y los ‘si’. Ellos son los que nos tienen atados a un pasado inalterable y hacen
que un futuro impredecible nos arrastre.
Pero la vida real tiene lugar aquí y ahora. Dios es Dios del
presente. Dios está siempre en el momento presente, tanto si el momento es
difícil como si es fácil, tanto si es alegre como si es doloroso.
Cuando Jesús habla de Dios, lo hacía siempre como si Dios
estuviera continuamente en el momento y en el lugar en que nos encontramos.
‘Cuando me veis a mí, veis a Dios. Cuando me oís a mí, oís a Dios’.
Dios no es alguien que fue o que será, sino el que es, y el
que es para mí en el momento presente. Esta es la razón por la que Jesús vino a
descargarnos de los fardos del pasado y de las preocupaciones del futuro. Él
quiere que descubramos a Dios precisamente donde estamos, aquí y ahora”.
Aquí y ahora
Para vivir en el presente debemos creer profundamente que lo
más importante es el aquí y el ahora… no es fácil permanecer atentos al
presente. Nuestra mente es difícil de dominar y sigue siempre sacándonos del
momento presente.
‘La oración…’
“Cuando oramos entramos en la presencia de Dios, cuyo nombre
es Dios con nosotros. Orar es escuchar atentamente a quién se dirige a nosotros
aquí y ahora. Cuando tenemos la valentía de confiar en que no estamos nunca
solos, sino que Dios está siempre con nosotros, se ocupa siempre de nosotros y
continuamente nos está hablando, entonces podemos ir desprendiéndonos
gradualmente de las voces que nos hacen sentirnos culpables y ansiosos,
impidiendo que nos instalemos en el momento presente. Se trata de un verdadero
desafío, porque la confianza radical en Dios no es algo evidente. La mayor
parte de nosotros desconfiamos de Dios. La mayoría de nosotros piensa en Dios
como una autoridad temible, que castiga, o bien como algo vacío y sin poder. El
mensaje fundamental de Jesús fue que Dios no es ni un débil impotente ni un
poderoso patrón, sino un amante, cuyo único deseo es darnos lo que más desea
nuestro corazón.
Orar es escuchar esta voz amorosa. Esto es en definitiva lo
que significa ‘obedecer’. La palabra ‘obediencia’ viene del latín ‘ob-audire’,
que quiere decir escuchar con gran atención. Si no escuchamos, nos hacemos
‘sordos’ a la voz del amor. La palabra latina para decir ‘sordo’ es ‘surdus’.
Ser completamente sordo es ser absurdus, sí, absurdo. Cuando dejamos de rezar,
cuando dejamos de oír la voz amorosa que nos habla en cada momento, nuestras
vidas se convierten en vidas absurdas en las que somos arrastrados y
zarandeados por el pasado y el futuro.