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Cuando estos mecanismos se alteran en una célula, ésta y sus descendientes inician una división incontrolada que, con el tiempo, dará lugar a un tumor o nódulo.
Si estas células además de crecer sin control, adquieren la facultad de invadir tejidos y órganos de alrededor (infiltración) y de trasladarse y proliferar en otras partes del organismo (metástasis) se denomina tumor maligno, que es a lo que llamamos cáncer.
Este tumor puede crecer de tres maneras:
Pero el cáncer de mama no es una enfermedad exclusiva de mujeres, aunque en un porcentaje muy pequeño, los hombres también pueden padecerlo.
Su incidencia aumenta con el nivel económico. Más de la mitad de los casos se diagnostican en los países desarrollados: 370.000 casos al año en Europa (27,4%) y 230.000 en Norteamérica (31,3%). La prevalencia más baja la tienen países como Japón, Tailandia, Nigeria e India. La incidencia en España es baja. Es menor que la de Estados Unidos y Canadá, Reino Unido, Paises Bajos, Bélgica, Alemania, Francia y Suiza. Es similar al resto de paises de Europa Mediterránea, Centroeuropeos, Portugal e Irlanda. En España se diagnostican unos 22.000 casos al año, lo que representa casi el 30% de todos los tumores del sexo femenino en nuestro país. La mayoría de los casos se diagnostican entre los 35 y los 80 años, con un máximo entre los 45 y los 65. No obstante, no disponemos de un sistema Nacional de registro de tumores para conocer las cifras exactas. Tanto el número de casos como las tasas de incidencia aumentan lentamente en España y en el mundo, probablemente debido al envejecimiento de la población y a un diagnóstico cada vez más precoz. El aumento de la incidencia se estima en un 1-2% anual y es constante desde 1960 en Estados Unidos. Se estima que el riesgo de padecer cáncer de mama es de, aproximadamente, 1 de cada 8 mujeres. En España existe una distribución geográfica de incidencia notablemente variable según las provincias. Así en Cataluña la tasa de incidencia es de 83,9 casos /100.000 habitantes, mientras que la media nacional se sitúa en 50,9 casos / 100.000 habitantes.
Por tanto, cada mujer puede reducir el riesgo de tener cáncer de mama realizando pequeños cambios en su estilo de vida. Así, se ha demostrado que tras la menopausia, la prevención de la obesidad con una dieta adecuada y con ejercicio diario disminuye el riesgo de padecer cáncer de mama. Además, se ha podido demostrar mediante estudios epidemiológicos muy grandes, que el uso de tratamientos hormonales sustitutivos durante la menopausia se asocia a un incremento del riesgo. El descenso de número de mujeres que recibían este tipo de tratamientos sustitutivos ha coincidido con un descenso proporcional en el número de casos nuevos de cáncer de mama. Por tanto: Evite el tratamiento hormonal sustitutivo tras la menopausia. Para las enfermedades mamarias premalignas se ha mostrado útil el tratamiento con antiestrógenos (quimioprevención) para prevenir el desarrollo de cáncer de mama. Si existe una historia familiar de cáncer de mama es conveniente que se pida un Consejo genético. Hoy día existe esta posibilidad en España, en algunos centros hospitalarios. En mujeres con riesgo muy elevado cabe plantearse la mastectomía profiláctica o la quimioprevención.
Las posibilidades de curación de los cánceres de mama que se detectan en su etapa inicial (in situ) son prácticamente del 100%. Se ha podido demostrar que, gracias a la realización de campañas de diagnóstico precoz de cáncer de mama, la mortalidad por esta enfermedad ha disminuido de una forma significativa, al menos cuando se realiza en la edad de mayor incidencia (por encima de los 50 años). Pruebas de diagnóstico precoz La técnica utilizada y mundialmente aceptada es la mamografía, que consiste en una radiografía de las mamas capaz de detectar lesiones en estadios muy incipientes de la enfermedad.
La dosis de radiación empleada en la mamografía es mínima, por lo que resulta inofensiva. En la actualidad se llevan a cabo programas de screening de cáncer de mama dirigidos a las mujeres de mayor riesgo, cuya edad está comprendida entre los 50 y los 65 años, mediante la realización de mamografías cada 1-2 años. Otros métodos complementarios a la mamografía son la exploración física, realizada periódicamente por el médico o por la propia mujer. Sin embargo, este método no permite diagnosticar tumores pequeños, que sí serían diagnosticados con una mamografía. Se estima que la mamografía permite detectar el 90% de los tumores y el examen físico solamente un 50%. No se recomienda la realización de autoexploración de las mamas como único método de diagnóstico precoz, debido a su baja fiabilidad. Campañas de screening Recientemente, se esta incorporando a los programas de screening las mujeres en edades entre 45-49 años y 65-69 años. No han demostrado un beneficio las campañas de diagnóstico precoz por encima de los 69 años
Consiste en la extirpación de toda la mama. Puede ser de dos tipos: - Mastectomía radical modificada: Es la más utilizada. En ella se extirpan la mama y los ganglios axilares. - Mastectomía radical (también denominada mastectomía tipo Halsted): consiste en la extirpación de la mama, de los músculos pectorales y de los ganglios axilares. Esta técnica se utilizaba mucho en el pasado, pero no en el momento actual. Los efectos secundarios de alteración de la imagen corporal, alteraciones en la movilidad del miembro superior, edema etc... son muy frecuentes. Existe la posibilidad de que sea necesario un tratamiento con radioterapia tras la mastectomía, aunque esto ocurre en un porcentaje bajo de pacientes. 3. Linfadenectomía axilar Sea cual sea el tipo de intervención, debe realizarse la extirpación de los ganglios axilares (linfadenectomía axilar). El paquete ganglionar axilar es grande. Dependiendo de la accesibilidad se suelen extirpar entre 10 y 40 ganglios linfáticos. Es preciso conocer si el tumor se ha diseminado a los mismos o no, ya que el plan terapéutico posterior variará en función de ello. Así pues la linfadenectomía axilar es un procedimiento diagnóstico.
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