Es un privilegio poder ser un discípulo del Señor. Yo no sé cuántos de ustedes pensarán igual, pero yo creo que es un privilegio el poder ser eso, poder ser un discípulo de Cristo. Y obviamente, cuando digo un discípulo de Cristo no me refiero a la denominación, al grupo denominacional, pero estoy hablando del concepto de discipulado genuina, que se encuentra aquí en las Escrituras y que nosotros aprendemos. Y yo no sé cuántos de ustedes en algún momento, el algún momento en su historia, la historia de su vida, usted ha tenido un maestro, o una maestra que de alguna forma u otra transformó su vida. Y no me estoy refiriendo necesariamente a los tipos de maestros o maestras que tal vez le rompían una regla encima. No me refiero a ese tipo de maestros. Sino que más bien me refiero a un maestro, una maestra que verdaderamente hizo la diferencia, marcó su vida, sea ya por su ejemplo, sea ya por su estilo de enseñanza, o sea por el mero hecho de que tomó en algún momento un tiempecito para sentarse con usted y llevó la milla extra.
Pero yo puedo pensar o puedo entender que la mayoría de nosotros sí hemos tenido personas así, que los recordamos y podemos traer a memoria esos momentos que uno dice, como que guau, si no hubiese sido por este maestro, o esta maestra que me dijo aquello, me dijo lo otro, quién sabe dónde yo hubiese estado ahora.
Yo por mi parte, yo puedo decir que sí, yo he tenido maestros, he tenido pastores, he tenido mentores. Y yo recuerdo a uno de mis pastores, que yo puedo decir que tengo tres pastores que han hecho la diferencia en mi vida. Obviamente uno de ellos es el pastor Roberto y él lo sabe, yo se lo digo, y no es por lamberle el ojo consta, pero yo se lo digo porque es la verdad. otro de los pastores que yo he tenido es el pastor Rafael Osorio, que él está en una iglesia bautista aquí en la ciudad de Springfield, en Massachusetts.
Pero uno de los pastores que más yo recuerdo en mi vida, es el pastor Samuel Caravallo, él fue el primer pastor que yo tuve en Puerto Rico. Y la razón por la cual yo recuerdo a este hombre, no era tan solamente por su dinamismo en su estilo pastoral, sino más bien es por lo que él hacía después de ese rol pastoral. Este pastor era mi entrenador de atletismo cuando yo estuve en mis años de escuela superior. Y yo recuerdo que siempre, de lunes a viernes, después que se acaba la escuela, él nos montaba en la guagua, en el bus, y nos llevaba al parque del morro, allá en la punta de San Juan, en Puerto Rico.
Y era allí en el morro donde él nos mandaba a correr, a darle vueltas al morro, subiendo y bajando colinas y respirando todo el salitre que salía del mar. Y una de las cosas que más yo recuerdo de él, mis hermanos, que más memorable era para mí, era que cuando nosotros nos cansábamos, que ya no podíamos correr, él había veces que venía y se paraba al lado de nosotros y empezaba a correr a lado de nosotros y nos decía: “tranquilo, respira, concéntrate y sigue corriendo”. Y tenía que seguir corriendo. Y después al final, cuando resumíamos la práctica, él se sentaba con nosotros, mientras nosotros hacíamos nuestra estiramiento de flexibilidad y cool down, él nos hablaba, él encarnaba lo que era la Biblia en nosotros. Usaba precisamente esas experiencias de entrenamiento, el sufrimiento que uno pasaba, los dolores de cabeza que uno pasaba, utilizaba eso y traía a la luz verdades bíblicas para enseñarnos a nosotros en esos momentos.
Yo creo que eso es una de las razones por las cuales yo recuerdo tanto esta persona. Y lo estimo aún hasta el día de hoy. Y si él me estuviese viendo por el Internet también se lo dejo saber que, pastor Caravallo, usted sigue siendo un ejemplo en mi vida aún hasta el día de hoy. Y si estoy aquí es por usted también, y por eso le doy gloria a Dios también.
Pero la razón por la cual menciono esto, mis hermanos, es porque de eso uno aprende lo que es un discipulado genuino. Mire, hay una diferencia bien grande entre ser un estudiante y ser un discípulo. Un estudiante es la persona que llega a la clase, se sienta, hace su tarea, lee los libros, hace uno que otro comentario en la clase y ya. Pero el discípulo es el que además de hacer eso, busca aprender mucho más allá de lo que un libro puede enseñar, busca estar en contacto con el maestro, la maestra. Si tiene una pregunta o una duda, va directamente donde el maestro y quiere sacarle información directamente de él o de ella, porque no se conforma con lo que recibe sentado en un pupitre, sino que necesita tener esa conexión directamente con el recurso de información que está impartiendo esa clase. Eso es lo que define un verdadero discípulo.
Es más, yo podría decir que un verdadero discípulo es esa persona que hasta está tan y tan afinado con su maestro, su maestra, que le conoce tan y tan bien, que es capaz de terminar sus oraciones antes de que las termine. Y saben, en la Biblia hay un ejemplo acerca de este tipo de discipulado, que es muy importante, y es muy para cada uno de nosotros. Es importante para aquellos que se han graduado de sus discipulados como también para el resto de todos nosotros en nuestra vida cristiana. Porque sea que usted esté tomando una clase de discipulado o no, el mero hecho de que usted esté aquí, usted se convierte en un seguidor de Cristo, en un discípulo de Cristo. Usted es un alumno del Señor Jesús.
Y cuando yo miro la Biblia, la Escritura, uno de los mejores ejemplos de discipulado que yo tengo se encuentra en el libro de Juan, y quisiera que vayan ahí conmigo, al Libro de Juan, capítulo 15. yo diría que esto es una de mis partes favoritas de toda la Biblia, los capítulos del 13 al 16 del libro de Juan, del Evangelio de Juan, es una de mis partes favoritas. Y la razón por la cual digo esto, es porque aquí es uno de los pocos momentos donde nosotros vemos que Jesús se abre como un libro y comienza a compartir con sus discípulos los secretos más íntimos del Reino de Dios.
Es aquí, en estos capítulos donde Jesús se atreve a quitarse su bata y amarrarse una toga y lavarle los pies a sus discípulos, algo que no lo hubiese hecho en algún otro contexto. Pero en ese nivel de intimidad con sus discípulos, lo hizo. Fue en ese nivel de intimidad donde Jesús logró identificar la persona quien lo iba a traicionar, y fue en ese nivel de intimidad donde Jesús vertió todas las verdades del Reino de Dios para que sus discípulos lo pudiesen entender, lo pudiesen conocer, lo pudiesen saber y supiesen cómo vivir a la luz de esto. Juan, capítulo 15, vamos a comenzar a leer desde el verso 4, dice así:
“…Permaneced en mí y yo en ustedes. Así como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes si no permanecen en mí. Yo soy la vid y ustedes son los pámpanos. El que permanece en mí y yo en él, este lleva muchos frutos, porque separados de mí nada pueden hacer. El que en mí no permanece será echado fuera como pámpano y se secará y lo recogen y los echan en el fuego y arden. Pero, si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y les será hecho...”
Cuántos de ustedes pueden decirle amén a esa parte de la Biblia? Cuántos de ustedes le pueden amén a la parte que dice, si permanecen en mí y mis palabras en ustedes? Ah, okay, los voy a coger ya mismo.
Miren, mis hermanos, cada vez que nosotros leemos esto, para mí estos versos me son bien reveladores. Porque cuando yo oigo a Jesús decir, “pidan todo lo que quieran y le será hecho”, eso es una oferta bastante generosa, ¿verdad? Eso es una oferta muy grata, muy digna. Le da a cualquier persona como que un sentido de estímulo. Pues, espérate, vamos a pensar entonces qué puedo pedir aquí?
Cuando uno ve la dinámica que Jesús tenía con sus discípulos en estos momentos, que Jesús les estaba dando a conocer estos secretos. Eso que Jesús dijo ahí es un secreto y se lo estaba dando a conocer a sus discípulos.
Y miren, yo les puedo decir, uno de los beneficios más grandes de uno ser un discípulo, es el mero hecho de que usted pueda conocer, que usted pueda saber algo. Yo no sé usted, pero el que usted sepa algo le da a uno como que un sentido de valor, le da a uno un sentido de importancia. Es bien diferente ser una persona ignorante, que no sabe nada de la vida, y usted lo ve que anda por ahí, como que espaciado en el aire, a ser una persona que conoce cosas de la vida.
Una persona que tiene conocimiento de distintas etapas de la vida, es una persona que vive con un sentido de estima fuerte, alto y seguro y segura de sí mismo y de sí misma. Solamente porque conoce algo. Miren, yo les cuento una historia. Aquí en la iglesia hay un hermano que se llama Tonio Díaz, tal vez alguno de ustedes no lo conocen, pero el hermano Tonio Díaz, cuando yo compré mi primera casa en Randolph, la cocina se tenía que renovar por completo. Era un desastre esa cocina, yo sabía que estaba comprando una casa que iba a necesitar remodelación. Pero obviamente yo no sé remodelar y no teníamos el presupuesto para pagarle a alguien. Así que el hermano Tonio me dijo, “Mira, yo te voy a ayudar.” Y yo, “Pero, Tonio, si yo no sé ni cómo trabajar con una caladora y tu me vas a ayudar a mí? No te apures”
Él se tomó dos semanas de vacaciones. Obviamente él es dueño propio de su trabajo, so él se tomó dos semanas de vacaciones, y en esas dos semanas el hermano Tonio llegaba a mi casa, y él no hacía el trabajo, él me decía, “Mira, Omar, así es como se hace esto. Así es como tu tienes que medir.” Este hombre me enseñó a trabajar con una caladora, con una sierra, con una sierra de mesa. Me enseñó cómo agarrar la madera y hacerle un corte bien fino. Él me enseñó a cómo poner gabinetes, cómo poner los countertops. Él me enseñó a cómo hacer plomería de fregadero. Él me enseñó a cómo tirar cables de electricidad para el counter. Él me enseñó a cómo hacer la mezcla para las losetas y cómo poner las losetas o la losa. Él me enseñó a hacer todo esto, mis hermanos, y ¿saben qué? A este hombre yo lo voy a recordar por el resto de mi vida porque sacó de su tiempo para enseñarme algo, y el mero hecho que me enseñó a mí, cuando la gente llega a mi casa, y me dicen, “Guau, Omar, que cocina tan bonita” es como que… quién te hizo ese trabajo? Yo, con un poquito de ayuda. Dios me libre, Tonio sabe que le debo mucho a él.
Pero en ese sentido, mis hermanos, cuando usted sabe hacer algo, cuando usted conoce algo, le da a usted un sentido de honorship, es como guau, yo sé hacer esto. Yo sé lo que significa esto.
Sabe otro contexto donde esto pasa mucho? En las parejas. Cuántas parejas tenemos aquí? Y las parejas que se están formando también por ahí. Miren, no hay nada más preciado para un cónyuge, sea hombre o sea mujer, que cuando está hablando con su pareja y de repente surge un tema y la otra parte, como que no está muy al tanto del tema, y uno sí sabe lo que uno está hablando, porque a mí me ha pasado con Heidi, que estamos hablando y de repente traemos un tema y ella dice, y de qué tu me estás hablando? Y yo, oh, espérate, tu no sabes este tema? Y cuando ella me dice que no, yo tengo que freezar, tengo que congelar ese momento y absorberlo. Estoy explicándole algo a mi esposa que ella no sabe, pero pasa viceversa, porque hay veces que ella me tiene que hablar de algo que yo no estoy muy al tanto, y ella también desearía freezar ese momento por horas, solamente para absorber el hecho de que yo no sé y ella me está explicando algo.
Pero, eso mis hermanos, trae un sentido de llenura, de satisfacción, el uno poder conocer y darle una información a otra persona que puede edificar la vida de esa otra persona y elevarla a un nuevo nivel. Ese conocer, mis hermanos, nos ayuda a impartirle una bendición a otras personas a nuestro alrededor.
Otro contexto que yo puedo mencionar. Cuántos de ustedes tienen buenos amigos? ¿Verdad? Cuando ese amigo le comparte un secreto, algo bien íntimo de su vida, cómo usted se siente? Verdad que usted se siente importante? Usted se siente como que guau, esta persona me está compartiendo algo muy personal. Y no es que usted va a ir ahora, como un vocero por ahí, a decirle todo lo que esta persona le compartió. No, no, pero cuando yo estoy hablando dentro del contexto de una amistad genuina, que uno valora esa confidencialidad, esa confianza que le dan a uno, el yo conocer esas cosas íntimas de esa persona, me hacen sentir importante a mí, porque estoy compartiendo la jornada de vida que lleva esa persona, y esa persona me ha compartido eso a mí para yo ayudarle, sostenerle, motivarle a lo largo de cualquiera sea la situación que compartió conmigo.
Y ese conocimiento, mis hermanos, nos da un sentido de guau, espérate, esto es importante. En la misma forma pasa con este contexto de discipulado de Jesús, en el cual Jesús está dando a conocer los secretos del Reino de Dios a sus discípulos y los discípulos entonces se quedan como que, guau, espérate, esto es bien importante. Esto me está dando a mí un nivel de privilegio que otros no tienen, porque Dios a través de Jesús está dándome a demostrar lo que él quiere hacer conmigo.
Pero, aquí viene el pero, porque mis hermanos, no todo en la vida es gratis, ¿verdad? a menos que usted vaya a Stop and Shop y se encuentre un producto que diga, compra uno y el segundo le sale gratis, ¿verdad? pero ¿saben qué?, eso no es verdad, porque lo que están haciendo es reduciendo el precio y más o menos lo están haciendo mitad y mitad. Se supone que se rieran ahí.
El asunto es este. Miren cómo dice esto. “Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan todo lo que quieran y les será hecho.” Verdad, que suena bien bonito, mis hermanos? Pero ese pedir viene con una condición, viene con un precio. Para tu poder pedir y recibir lo que anhelas y deseas en tu vida, tienes que permanecer en el Señor, tienes que permanecer, ser obedientes a sus mandamientos, a las cosas que él pide de ti.
Miren, yo les hago una pregunta. Cuántos de ustedes creen en el amor incondicional? Déjenme ver, por mano, una muestra de manos. Cuántos de ustedes creen en el amor incondicional? Okay. Cuántos de ustedes creen que el amor es condicional? Hay algunas manos que están como que no sé. Okay, déjame explicarme.
El único amor que yo conozco en el mundo entero que sea incondicional es el amor de Dios. Amén, gloria a Dios. Al menos eso lo podemos responder bien. Es incondicional en el sentido de que aún cuando nosotros éramos pecadores, qué pasó? Cristo murió por nosotros. Es incondicional en el sentido de que la salvación es por gracia y no por obras. Suena bien lindo hasta ahí, ¿verdad? pero, cuando usted decide aceptar ese amor, cuando usted decide vivir a la luz de ese amor, sigue siendo incondicional? O es una combinación de ambos? Es una combinación de ambos, mis hermanos.
Qué pasó con los diez mandamientos? Qué eran los diez mandamientos? Eran una muestra del amor incondicional de Dios? Es más, el mero hecho de que Dios diga, si tu quieres experimentar mi bendición no puedes tener ningún otro Dios sino yo, todo tu amor es para mí. Eso suena incondicional? Eso es un amor bien condicionado. Y con unas expectativas bien claras y bien marcadas.
Saben que de los diez mandamientos a lo largo de toda la Escritura hebrea del Antiguo Testamento surgieron alrededor de 600 y pico de leyes que salen a la luz de los diez mandamientos y el pueblo de Israel se regía por esos 600 y pico de leyes. Pero en la persona de Jesús, claro está, esas leyes fueron, como quien dice, consumadas en la persona de Jesús y ahora Jesús se convierte en nuestra ley. Nosotros vivimos de acuerdo a lo que Jesús pide de nosotros.
Pero como quiera, sigue siendo un amor condicional. Es más si sigo leyendo un poquito más adelante. Miren el verso 12, cómo dice?
“… Este es mi mandamiento que ustedes se amen unos a otros como yo les he amado. Nadie tiene mayor amor que este que uno ponga su vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo os mando…”
Miren, les voy a contar un chiste. Hoy estoy medio jocoso con chistes yo. Mi hijo Lucas está en esa etapa de la vida donde a todo le pregunta, are you my friend? Eres mi amigo? Lucas y yo estábamos jugando con uno de sus trencitos hace poco en la sala de la casa, y obviamente tenemos dos trenes. So él, bien contento, cada vez que yo le digo, vamos a hacer el trencito? Uf, él se luce y “Okay, papi, this is your train, this is my train.” Y él a mí me da el tren que corre más lento. Así que montamos la pista de Thomas Train, la montamos y él cada vez que él me dice, “Papi, hazlo así” es porque él quiere que el trencito pase por debajo, como si fuera un puente. So, yo tengo que hacerme el ingeniero y el arquitecto y hacer el tren de tal forma. El asunto es que cuando estamos corriendo los trenes, como el tren de él se mueve más rápido, pues, alcanza al mío y entra a chocar. Entonces él me dice, “No papi, no puedes chocar”, y él quiere coger el trencito y sacarlo. Y yo le digo, “No, pero Lucas, we’re sharing, we’re sharing.” Y es como que se empieza a molestar. Okay, él lo coge y lo pone al frente y cuando vuelve y da la vuelta pues choca con él. “No papi, estás chocando.” La cosa es que mi chico se molestó. Y va allá a donde su mamá y le dice, yo lo oigo desde acá de la sala, y le dice, “Mami, papi is not sharing.” Digo, “mami, no te apures, todo está bajo control.”
El asunto es, miren qué estratega es mi hijo. Él molesto, con chu, se sienta en el piso, justamente al lado de la pista del tren. Y cuando ve que mi tren va pasando, lo coge y lo saca, y dice, “You’re not my friend any more.” Pero ven acá. O sea, primero que nada yo no le enseñé eso, consta, y lo segundo que yo me digo, miren que interesante que hasta la niñez en esa etapa pueden desarrollar un amor condicional. En el sentido de que si jugamos, tienes que jugar de acuerdo a mis términos. Y yo estoy seguro que muchos de ustedes aquí cuando estaban en la escuela elemental, si alguno de sus amigos no jugaba de acuerdo a sus términos, usted le decía, “ah, no te voy a hacer caso, tu no eres mi amigo más.” O me equivoco? No, todos ustedes son unos santitos, claro.
Pero el asunto es, mis hermanos, esto de lo cual yo les estoy hablando, se basa en un amor, mis hermanos, que tiene sus condiciones. Una pareja, mire, si alguien aquí, si una de las parejas aquí viene y me dice, “Ay, pastor, yo amo a mi esposo o a mi esposa incondicionalmente”, mmm… y digo esto con mucho respeto, mis hermanos, consta. Pero de todo lo que yo he visto, si usted coge un vaso lleno de agua y lo empieza a verter en otro vaso, y no hay nada que llene este vaso de agua. Qué va a pasar con ese vaso? Se va a vaciar en algún momento.
So, ese amor tiene una condición, yo te amo, pero espero recibir tu amor para atrás también. No esperes que yo te esté lavando los calzones, planchándote la ropa, haciéndote comida todo el tiempo si tu no vas a hacer algo por mí en algún momento. Amen.
Ahí se movió el Espíritu Santo, yo lo sentí. Jesús está haciendo lo mismo en este contexto, mis hermanos, de lo que es el discipulado, y un discipulado genuino, es un discipulado que está basado en amor, que está basado en una intimidad, en una afinidad que Jesús tenía con sus discípulos y que él quería que sus discípulos lo tuvieran con él.
Cuando Jesús le estaba diciendo a sus discípulos, miren, ya yo no los voy a llamar más siervos, los voy a llamar amigos, porque el siervo no sabe lo que está haciendo el dueño o el padre, pero el amigo sí lo sabe. Miren, yo sé que muchos de nosotros, hay veces que nuestro vocablo religioso, decimos, ah, no, si yo soy un mero siervo humilde del Señor. Miran, amén, somos todos siervos del Señor, pero si usted me dice, yo prefiero decir, yo me considero un amigo de Dios y antes que eso me considero un hijo de Dios. Prefiero ser un hijo, y después un amigo y después un siervo. Si usted me pregunta mis prioridades yo las pondría así: prefiero ser un hijo primero, después un amigo y después un siervo. Por qué? Por el mero hecho de intimidad, de cercanía que uno puede disfrutar con Dios.
Y es una cercanía que el Señor no las quiere dar a todos nosotros, pero hay veces que nosotros somos un poco medio testarudos y queremos que dar frutos fuera de la vid. Nos creemos que por nuestra propia cuenta podemos hacer todas las cosas y miren, sí, si usted ve la vida por ahí, hay cosas que la gente logra alcanzar por su propia fuerza. Pero lo hace como quien dice, hasta cierto nivel. Pero cuando uno tiene a Dios por el lado, yo te digo, las posibilidades son mayores entonces, son ilimitadas.
Y miren, yo les digo, mis hermanos, esto que Jesús le estaba diciendo a sus discípulos de permanecer en él, no se los estaba diciendo por decirlo, se los estaba diciendo en un momento bien importante. Jesús está hablando de esta intimidad con sus discípulos momentos antes de ser arrestado. Y él le estaba diciendo, ustedes tienen que permanecer en mí, en mis enseñanzas porque Jesús sabía que al momento que él fuera arrestado, sus muchachos se iban a escandalizar. Y ahora qué hacemos? Nuestro maestro, nuestro líder, nos lo han quitado, lo quieren matar. El líder que nosotros pensábamos que iba a restaurar todo Israel, ahora de repente no se encuentra.
Él sabía que sus muchachos iban a salir corriendo cada cual por su lado. Y por esa misma razón, el Señor les estaba diciendo, mira, ustedes tienen que permanecer en mis enseñanzas, en mi palabra. Si ustedes verdaderamente quieren demostrar que me aman, tienen que permanecer ahí.
Miren, yo les digo algo muy revelador, mis hermanos, yo ahora estoy trabajando con un libro, estoy leyendo un libro, que habla acerca de lo que es la generación, la filosofía, el idealismo desde una generación postmoderna. Y eso es algo bien difícil de explicar pero en la noche y en una forma bien resumida. La generación postmoderna se describe por el mero hecho de que no creen en una verdad absoluta. Y con eso me refiero, una persona que si usted le dice, Cristo es el camino de la verdad y la vida, esa persona te va a decir, “Hm, eso es lo que tu te crees, pero no es lo que yo necesariamente creo.”
Nosotros decimos que Jesús es el único camino, la mente postmoderna dice, hay muchos caminos para llegar a Dios. Esa es la generación en la cual nosotros estamos viviendo ahora. Gente, miren cómo va la cadena, que al no creer en una verdad porque no tienen esa verdad entonces su identidad personal está abierta a cualquier otra verdad que venga por ahí y si esa identidad está abierta a cualquier tipo de influencia, mire, eso significa que la identidad de esa persona va a estar insegura en todo tiempo, porque un día va a creer una cosa y otro día cuando salga la nueva Pompeya, ah, pues vamos a creer esto ahora. Y cuando salga la nueva moda de ropa, pues, ah, pues ya no me gusta el pantalón hasta los tobillos, ahora me quiero poner el pantaloncito pegado de cuero para que se me vea lo poquito que tengo.
Así es como piensa la gente en esta generación. Así que, lo tanto cuando uno está diciendo estas palabras, guau, mira, sí, yo quiero pedir lo que yo quiero, pero me están dando una condición, la generación postmoderna va a decir, por qué yo voy a vivir de condiciones? No. Yo pongo mis propias condiciones y se empeñan en eso, en poner sus propias condiciones.
Por qué estoy diciendo eso, mis hermanos? Porque hoy día, más que nunca, esto que Jesús nos está diciendo presenta un reto bien grande para nuestras vidas. Que para uno poder ser un discípulo, una discípula bien genuino, bien claro, bien real, al tuétano, uno tiene que saber cómo enfrentar estas cosas que van a tratar de contradecir lo que nosotros creemos. Una generación postmoderna tal vez le hubiesen dicho a Jesús como que, y por qué yo tengo que permanecer en lo que tu estás diciendo, lo que tu me estás pidiendo? Por qué no puedo creer en lo que este otro mengano por acá me está diciendo, que suena más fácil que lo que tu me estás proponiendo?
Pero no, mis hermanos, nosotros somos esa generación que permanece fiel a lo que el Señor Jesús manda de nosotros. Porque hemos visto que él es esa verdad sólida, es ese eje donde todas las demás cosas se agarran y si uno se sale de ahí, como está bien diciendo el texto, “… si tu eres un pámpano que quiere vivir fuera de la vid, qué te va a pasar? Mira vas a terminar como una pasita de arrugada, sin fruto, sin sabor y sin nada. Pero si permanecemos conectados a lo que él es, lo que él significa, tu vida va a llevar un fruto bien grande, mis hermanos.
Y es por eso que yo comparto esto con ustedes, de ese privilegio que nosotros tenemos, mis hermanos, de poder ser llamados discípulos del Señor Jesús. Primero que nada tenemos un acceso directo al Padre. Miren, cómo Jesús dice en el capítulo 14. Déjenme leerles esto rapidito. En el capítulo 14, verso 12 dice:
“…De cierto les digo, el que cree en mí, las obras que yo hago, él también las va hacer y aún mayores porque yo voy al Padre y todo lo que le pidan al Padre en mi nombre, yo lo haré para que sea glorificado a través del Hijo…”
Y otra vez enfatiza, todo lo que pidan en mi nombre subráyelo, él dice, lo haré. Pero para nosotros poder vivir a la altura de ese secreto, tenemos que ajustarnos a lo que él está pidiendo. Y lo bello de todo esto, mis hermanos, es que eso no es un proceso que lo vamos a hacer nosotros solos por nuestra propia cuenta o por nuestra propia fuerza o por nuestra propia intuición, por decir algo más místico, sino que es algo que viene de la obra de Dios a través del espíritu en nosotros.
Miren cómo dice también, más adelante en el verso 14:
“… El que me ama, mi palabra guarda y mi Padre le va a guardar a él y vendremos y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras y la palabra que ustedes han oído no es mía sino que es directamente de Dios y yo les he dicho estas cosas estando con ustedes, pero el consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él les enseñará todas las cosas y los recordaran todo lo que yo les he dicho…”
Miren la obra del Espíritu Santo que nos ayuda en todo este proceso, mis hermanos. No nos deja solos cuando él vaya a ser quitado, sino que él está ahí a través del Espíritu Santo como una presencia viva, tangente en nuestro ser que nos ayuda a nosotros poder conocer qué es lo que Dios tiene para nuestras vidas.
Cada vez que cantamos esa canción Rey de gloria, que decimos quién es ese Rey de gloria. Que me persigue con su amor. Me asombran sus palabras, susurrando en mi interior. Y miren, cómo dice: mi conciencia me recuerda que necesito su perdón. Él es el Rey de gloria que me lo ofrece hoy. O sea, estas palabras son tan profundas, mis hermanos, porque reflejan precisamente este dinámica de cómo el Espíritu Santo a través de distintos eventos, momentos en nuestra vida, está como manteniéndonos on check, manteniéndonos on check de qué es lo que Dios quiere, pide y demanda de nosotros. Recordándonos cuáles son sus propósitos para nuestras vidas.
Qué mejor privilegio podemos tener que ese? Un acceso directo al Padre, los misterios que él tiene en su corazón para cada una de nuestras vidas y que no son misterios que se quedan en uno nada más, sino que nos mueven a compartirlos con otros también. Y que es una obra que en una forma misteriosa se opera a través del Espíritu Santo morando en nosotros.
Y por último, mis hermanos, el mero hecho de que Jesús nos llame amigos. Óigame, yo le doy gracias a Dios por los amigos íntimos que yo tengo, de verdad. la vida pastoral puede ser un poquito medio solitaria, en el sentido de que uno siempre tiene como esa tendencia de guardar su vida personal, su privacidad. Pero yo le doy gracias a Dios por amigos íntimos con los cuales uno puede decir, Mira, podemos ir a tomarnos un café? Vamos, como no. Y nos sentamos, hablamos, hacemos chistes y soltamos las cosas que tiene uno por dentro. Por qué? Porque yo sé que ese amigo no va a, como quien dice, a, “tu, que eres pastor, cómo va a ser”.
Mire, si yo empezara a compartir algunas de mis intimidades que yo tengo, la mitad de ustedes saldría corriendo de aquí. Pero no voy a pensar, yo no soy tan malo por favor, yo soy un hombre en proceso, igual que todos ustedes. Pero ahí es donde yo veo, mis hermanos, la validez de poder tener un amigo, una amiga, una persona en quien uno pueda confiar. Y eso lo digo con mucho cuidado porque tal vez algunos de nosotros hemos sido traicionados por alguien que nosotros considerábamos que era un buen amigo, una buena amiga, y son cosas que pasan. Pero no es la última Coca Cola en el desierto tampoco.
Dios tiene personas a nuestro alrededor. Y mire, al decir esto, yo no me estoy refiriendo que todos nosotros vayamos a ser un billete de cien para todo el mundo. Yo no puedo ser amigo íntimo de todos ustedes ni ustedes lo pueden ser de mí. Pero sí, como Jesús, que Jesús tenía sus círculos concéntricos de amistades, aún dentro de los mismos discípulos. Él tenía sus 12 discípulos pero solamente con 3 de ellos se iba aparte a orar, y solamente uno de ellos podía recostar su cabeza en el pecho de Jesús.
So, yo aprendo. Eso para mí es bien revelador del mismo Jesús, de que uno tiene que tener sus niveles de amigos. Y no es que uno no quiera más a unos que al otro, pero es que es así. Es así. Todo esto lo estoy compartiendo con ustedes, mis hermanos, para que podamos sacarle verdadero valor a esa dinámica de discipulado en la cual nosotros estamos. Sí, discipulado a través de las clases que se dan, pero discipulado al nivel de que Jesús es nuestro maestro, de que Jesús es ese amigo que quiere compartir los secretos que él tiene en su corazón para con cada uno de nosotros. Que son secretos que pueden transformar nuestra vida, son secretos que pueden movernos a nuevos niveles, son secretos, mira que sí nos van a confrontar en algún momento y nos va a jalar las orejas, y como que no.
Yo tengo aquí en la iglesia un amigo personal que en varias conversaciones me ha hecho eso. Me ha jalado las orejas, y me lo ha hecho con toda confianza y yo lo respeto por eso. Pero en la misma forma yo lo hago con él también. Y así mismo Jesús lo hace con cada uno de nosotros, mis hermanos. Él quiere sacar lo mejor de usted. El Señor quiere sacar lo mejor que está en ti porque él sabe lo que ha puesto en ti. Él sabe lo que él ha hecho en tu vida. Y es por eso que él quiere que tu veas el privilegio de lo que es ser un discípulo de él.
Así que yo los invito, mis hermanos, vamos a ponernos de pie y vamos a terminar, reflexionando en esto. La única manera de nosotros poder disfrutar de todas las cosas que yo les he dicho, es teniendo una relación estrecha con el Señor Jesús, es la única forma en la cual lo podemos disfrutar, mis hermanos. Si usted no permanece unido a esa vid, el disfrute va a ser a medias, va a ser como el disfrute de las multitudes, porque las multitudes le sacaban beneficio a Jesús sea como sea. Había milagros que se hacían aquí y allá, pero eran cosas bien esporádicas. Pero si usted quiere el beneficio total, no tan solamente de esas bendiciónes que puedan ser esporádicas y superficiales sino también de tener esa conexión íntima, esa conexión directa con el Padre, la clave está en permanecer en Jesús.
Tu quieres pedir todo lo que tu tienes en tu corazón? Pídelo. Dios te lo va a dar, pero para poder llegar ahí, you need that connection, my brother and my sister, if you don’t have that, you’re not going anywhere. Guau!
Sí, vas a llegar a algún lugar pero te vas a quedar a medias. Lo tengo que decir así. Dios anhela tener esa conexión con nosotros. Así que ahí donde tu estás, yo te quiero invitar a que tu cierres tus ojos y piensa en la etapa en la vida en la cual tu estás ahora mismo, piensa lo que Dios ha hecho por ti, los años pasados, lo que él está haciendo ahora, lo que él puede hacer, lo que él va a hacer.
Y Señor, ahora mismo, nosotros dirigimos nuestros pensamientos a ti, Señor, dirigimos nuestro corazón a ti. Gracias por esta palabra a la cual hemos sido expuestos, porque es una palabra de vida, Señor, que transforma nuestro ser. Gracias porque a través de ti, Jesús, tenemos un acceso directo a Dios, a los secretos, los misterios, los deseos que están su corazón. Y porque a través de tu Espíritu Santo nosotros podemos recibir ese tipo de llenura que proviene tan solamente de ti. Y gracias por el mero hecho, Señor, de que tu nos llamas amigos, tu nos llamas amigos, Señor Jesús. Al abrir tu corazón y compartir las cosas que están en ti y con nosotros, tus nos llamas amigos, y te mueves, mi Dios, a ese nivel de intimidad con nosotros.
Padre, yo quiero orar por mis hermanos y hermanas, Señor, si tal vez alguno de ellos se siente que tal vez se ha alejado un poco de la vid, que tal vez ha querido tratar de dar fruto por su propia cuenta, y estas palabras están trayendo esa conciencia, activándola y trayendo un sentido de convicción, Señor. Yo te pido que a cada uno de esas personas, dondequiera que se encuentren, que puedan ahora mismo, en este momento, Señor, restaurar esa conexión contigo, Señor.
Tu eres un experto en hacer injertos así que si tienes que hacer un injerto una vez más en la vid para que esa persona pueda dar el fruto que tiene que dar, Padre, tu tienes el poder para hacerlo. Padre, y si hay alguien que no ha conocido ese amor, si hay alguien que no sabe lo que es estar, aunque sea conectado a la vid, yo te pido que esta tarde sea un momento donde se pueda dar esa conexión, Señor, que hoy tu abras los cielos, mi Dios, y deposites sobre ese hombre, sobre esa mujer, sobre ese joven, esa convicción de lo que tu amor puede hacer en medio de su vida, Señor.
Yo les entrego en tus manos, a cada uno de mis hermanos y hermanas, Señor, a nosotros como iglesia, Señor, queremos permanecer en la vid, queremos permanecer contigo, Señor, en tus mandatos, en tus enseñanzas para poder dar el fruto que tu quieres que nosotros demos.
Ayúdanos, mi Dios, somos seres imperfectos. Ayúdanos y que nosotros podamos salir de aquí con esa convicción, con esa certeza, Señor, de que tu estás con nosotros, de que tu caminas con nosotros, que tu eres quien nos anima a lo largo del camino, que tu eres quien nos consuela, quien nos levanta, quien nos corrige, quien nos sana, quien nos restaura y que nos enseñas el camino en el cual debemos andar.
Yo bendición a cada uno de mis hermanos y hermanas aquí en esta tarde y sobre todos y cada uno de nosotros, Señor, derrama tu bendición. La anhelamos y la deseamos y te damos las gracias por ese privilegio de poder ser tus amigos, de poder ser tus discípulos, Señor, en este mundo en el cual vivimos. Te amamos, Señor, y te bendecimos por tu Hijo Jesús, amén y amén.
Gracias Señor.
Sermón de
Omar Soto